Puede parecer curioso que dormir bien se haya convertido en uno de los grandes lujos de nuestros días. De hecho, es algo a envidiar a quien consigue conciliar el sueño de manera sencilla y dormir, como se suele decir, a pierna suelta. Se estima que en España hay entre un 25 y un 35% de los adultos padeciendo los problemas derivados de un insomnio transitorio. Pero ojo, que se calcula que algo más de cuatro millones de personas en nuestro país viven con insomnio crónico.
Una realidad que se suma un fenómeno que, cada vez más, preocupa a los expertos: el sueño reducido en niños y adolescentes. Ellos, víctimas mucho más evidentes de horarios caóticos, un claro exceso de pantallas en su día a día y una rutina que prioriza la inmediatez por encima del descanso, son la prueba viva de que, aunque parece que no, la falta de sueño es una lacra que pasa factura mucho más rápido de lo que se cree y de lo que nos gustaría.
“La calidad del sueño en España está actualmente en un seis”, afirma el neumólogo Carlos Egea, coordinador del Grupo Sanitario de la Alianza por el Sueño y presidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES). Según el experto en Medicina del Sueño, solo el 40% de los españoles duerme con facilidad y correctamente, mientras que el resto apenas duerme nada entre semana. Según él, el motivo es simple, pues apenas tenemos tiempo para dedicárselo a algo tan vital como el sueño.
Dormir poco no es una medalla
Cuidado, porque conviene saber que el insomnio no es una molestia pasajera. La falta de sueño mantenida en el tiempo tiene consecuencias graves y se puede convertir en un auténtico engorro. “Si dormimos poco nos podemos morir de un infarto”, advertía Egea, recordando que dormir entre siete y nueve horas diarias puede reducir hasta un 30% del riesgo de sufrir problemas cardiovasculares.
Una realidad como para pensarse dos veces eso de trasnochar demasiado. Descansar bien no es un lujo ni una cuestión de hábitos, sino una herramienta de prevención sanitaria que, en los últimos tiempos ha ido desprestigiando el sueño. En una sociedad donde presumir de dormir poco se ha convertido casi en un símbolo de productividad, el descanso sigue viéndose como un tiempo perdido que hace caer a demasiadas personas en hábitos muy nocivos. Esa percepción, según los expertos, está detrás de una parte importante del problema y nos lleva a desarrollar problemas mucho más allá de la propia falta de descanso.
De hecho, entre los jóvenes preocupa ya la proliferación de este tipo de tendencias, así como el conocido como FOMO, que lleva a muchos a no desconectar de las redes sociales y de los dispositivos hasta altas horas de la noche. Se estima que, en España, cerca de un 30% de los jóvenes entre 13 y 19 años pueden tener problemas de sueño. Un dato que preocupa con creces a la sociedad española, pues el porcentaje no deja de crecer. De hecho, en países como Francia ya están buscando vías para mejorar esos hábitos, pues la estadística habla de un 70% de jóvenes con problemas relacionados con el descanso.
En cuanto a los productos diseñados para ayudarnos a dormir, la melatonina se ha convertido en la más popular y se presenta como una ayuda natural, aunque muchos la confunden con un fármaco. Aun así, Egea es claro y lanza una advertencia sobre este tipo de suplementación para el sueño, pues según su criterio no debe tomarse sin supervisión médica. “La gente no sabe lo que se está tomando”, apunta. El uso sin control puede alterar el ciclo del sueño en lugar de regularlo y tener efectos desastrosos en nuestros hábitos.
