El Real Valladolid suma en la ciudad deportiva del Villarreal su quinta victoria consecutiva en un encuentro con dos partes bien diferenciadas, una primera de dominio y ocasiones y un segundo periodo en el que el equipo se convirtió en sinónimo de solidez en el plano defensivo.
El Real Valladolid logró su quinta victoria consecutiva en la Ciudad Deportiva del Villarreal ante el filial amarillo en un encuentro que dominó y pudo sentenciar en la primera mitad y en el que tiró de solidez para evitar encajar en una segunda parte de monopolio local.
Se vistió el equipo de Djukic su duro caparazón de ascenso, ése reservado para los partidos en que la tortuga debe mostrar una fortaleza propia de los conjuntos de primera, que a estas alturas de la temporada son todos.
Forman los blanquivioletas un equipo capaz de vestirse de ninja y de salir raudo y veloz a por el rival, buscando dominar marcador y cuero desde el primer suspiro, o bien de sacarse el antifaz y dejar las estrellas a un lado, de remangarse y amagar con sufrir para llevarse de un modo u otro los tres puntos.
A domicilio han logrado llevarse tan preciado botín por cuarta vez de forma seguida, algo que no ocurría desde que hace casi un lustro Mendilibar y su Valladolid de los records lograron tal hazaña. De hecho, el Real Valladolid es el mejor visitante de la categoría, lo que confirma su candidatura sin paliativos a unos puestos de ascenso en los que seguirá una semana más.
Lo hará gracia al gol conseguido por ‘Heartbreak Nine’, por un Javi Guerra que consiguió batir a Diego Mariño en la ocasión menos limpia de toda la primera mitad y en el único error real del central galo Lejeune, cuyo despeje quedó franco para que el punta malacitano hiciese su decimoquinto gol del año.
Llegó el tanto al borde del asueto, después de que el propio Guerra marrase dos claras ocasiones y de que Alberto Bueno, Nauzet Alemán u Óscar González se diesen de bruces con el campeón de Europa sub-21 y futuro deportista olímpico.
El Villarreal B, por su parte, apenas inquietó la meta defendida por Jaime. Lucas Porcar tuvo la única oportunidad no ya en el periodo, sino en todo el encuentro, pese a que los de Julio Velázquez trataron de discutir la posesión a los vallisoletanos desde el inicio con intenciones de gol.
Tras el asueto el guión cambió, y los de Djukic pasaron a parapetarse frente a su área, esperando hacer a la contra lo que en la primera mitad no habían logrado: matar el partido. Metieron las patas en el armazón y escondieron la colita, dejando únicamente fuera a Guerra, que venía a ser algo así como la mirada al frente.
No caminó mucho más, pero tampoco le hizo falta. No fue necesario que el maestro espolease a los ninjas. Bastó con su saber hacer defensivo parano pasar apuros hasta el final, pese a que los amarillos intentaban agujerear sus defensas. Defendió a la perfección, dando buena cuenta de que su caparazón es duro, de primera calidad.
Más que patas, pareció sacar ruedas dos ruedas cuando Marquitos y Sisi se subieron a la moto de sendas contras pasadas de frenada, y que por tanto no consumaron una mayor comodidad en la victoria. Por suerte, el repliegue no falló en ningún momento y no hubo que lamentar un gol de la nada.
Porquenada es lo que generó el mini-submarino, un equipo que trata bien el balón y que a buen seguro no sufrirá por mantener la categoría, pero demasiado bisoño para competir con un equipo que paso a paso, lentamente, ha ido convertiéndose en casi infranqueable, y que así, paso a paso, sin excesiva prisa pero sin ninguna pausa, amenaza con dar el salto de categoría a final de campaña.