Después de tres temporadas consecutivas aspirando al ascenso, la SD Eibar se descolgó de la pelea por volver a LaLiga EA Sports en la campaña recién concluida. El conjunto armero, que en 2022 y 2023 perdió sendas oportunidades de oro al quedarse sin subir en la última jornada, no pudo ni siquiera emular lo vivido en 2024, cuando dio un ligero paso atrás, pero por lo menos disputó el play-off. Y eso que con Joseba Etxeberria parecía irle lo suficientemente bien como para, por lo menos, parecer más sólido en esa pugna.
No en vano, los once puntos que distanciaron finalmente al Eibar de la sexta plaza parecen una distancia suficiente como para no tenerlo en cuenta como aspirante a las puertas, pese a que, seguramente, aun dentro de su modestia, pensaban en asomar la cabeza arriba una vez más. Una cosa hay que concederle, no obstante, y es que Beñat San José, que sustituyó al ‘Potro de Eigoibar’ a falta de quince partidos, firmó unos buenos números; tanto que, de extrapolarlos a una temporada completa, habría sido quinto, solo por detrás de los tres equipos que ascendieron y del ‘milagroso’ Mirandés. Son, así, guarismos a tener en cuenta para el futuro.

Un despido en el Eibar quince años después
Lo cierto es que en Ipurua tuvieron que verlo muy mal para, después de quince años, volver a destituir a un entrenador. Cuando fue despedido Etxeberria, el Eibar tenía cinco puntos más que los puestos de descenso, lo cual podía parecer una amenaza de no ser por el desastre que envolvía a esos últimos cuatro clasificados. Seguramente fuera porque la deriva de estos no hacía de menos una racha de una única victoria en ocho jornadas, así como las pobres sensaciones cosechadas por los armeros en ese mismo tiempo. Lo fueron sobre todo en ataque, dejando lejos las oleadas que solían verse en casa, donde cada vez que el Eibar marca gol suenan las sirenas.
El libreto con Beñat San José varió, aunque sin acometer una revolución desde el esquema táctico. El 1-4-2-3-1 se mantuvo en un gran número de ocasiones, aunque el que fuera técnico de la Universidad de Chile, de Bolívar o del Atlas mexicano, entre otros, dio entrada a nuevas ideas como la aparición de los laterales por dentro, frente a su manera de atacar la profundidad por fuera que marcaba la etapa anterior. Lo que no pudo cambiar el entrenador vasco fue el acierto de cara a portería, escaso, y una losa a la postre: con ‘Etxebe’ fueron veintisiete goles los marcados en quince partidos y con San José anotaron uno por encuentro (quince).

Más allá de Jon Bautista
Las pérdidas de Ager Aketxe y Stoichkov resultaron decisivas para una SD Eibar que se vio obligada a sustentarse en Jon Bautista, quien, sin los anteriores erigidos socios ‘VIP’, redujo sus prestaciones. De los diecisiete tantos del año anterior pasó a once, y eso, a la fuerza, lo notó un equipo que perdió 31 en total respecto a la 2023/24, si se tienen en cuenta los que habían anotado sus ex (a los que, por otra parte, tampoco les fue bien lejos de Ipurua: marcaron solo un gol cada uno). Así, solo Corpas mantuvo el tipo, con las mismas seis dianas que venía de rubricar el curso anterior. Ni Jorge Pascual ni mucho menos Slavy firmaron unos buenos números.
En cualquier circunstancia, hay una cosa que resulta estimulante en el Eibar de cara al futuro, y son los prospectos interesantes que tiene en su plantel, que asomaron en LaLiga Hypermotion de tal manera que, si siguen con su crecimiento, de la mano de la idea de juego ofensivo que promulga su entrenador, pueden consolidarse. Futbolistas jóvenes como los Magunagoitia, Arrillaga, Carrillo, Madariaga o Guruzeta prometen ser el sustento futuro de una pequeña localidad que no quiere dejar de soñar con cotas mayores.

