El conjunto de Rubén Jiménez golea a Bolivia sub 17 en una primera prueba de verano satisfactoria, por el 8-1 y por el juego expuesto

No se antojaba difícil que el CD Parquesol Patatas Meléndez se pareciera a sí mismo cuando en su primer once de pretemporada había nueve futbolistas participantes en el ascenso a la nueva Segunda División Pro. Sin embargo, como es habitual en estos primeros pasos de su preparación, había que ver el tono físico que ha podido adquirir en sus primeras jornadas de trabajo el conjunto naranja, así como el óxido que podía quedar del verano y cómo han comenzado a empastar los fichajes. A tenor de lo visto contra Bolivia sub 17, todo va como debe, por lo abultado del resultado (8-1) y por el juego expuesto.
En estos periodos de cargas, de reencuentros con conceptos y adaptación a los nuevos mecanismos las sensaciones valen más que los marcadores, más todavía si se tiene en cuenta que las complicaciones serán mayores cuando llegue la liga. Sin embargo, algo tuvo de positivo el CD Parquesol, y fue que expuso en el tapiz todo aquello que le trajo a su nuevo estatus: desde el dominio de los ritmos y el cuero hasta el ‘clutch’, puesto que cinco de sus ocho goles llegaron en los diez últimos minutos, con las bolivianas ya cansadas y su voluntad abatida después de correr mucho durante algo más de una hora.
El conjunto parquesolino fue como una bossa nova en la primera mitad, ligero y con un aire que invitaba a la improvisación. El desorden organizado del centro del campo fue positivo: el 4-3-3 con Murita, Nata y Sandra Calvo en esta parcela y su tenencia del balón, casi en exclusiva, permitía llegar al área con muchas jugadoras, siempre dos de las mencionadas entre ellas. La norteamericana voló como una mariposa y culebreó entre varias rivales en el intento de hacer el gol de la tarde, que fue repelido a córner. Nata, que es martillo pilón, aparecía en los límites del área a veces en la presión y otras para el remate. Y Sandra Calvo, uno de los nuevos fichajes, se asomó al balcón con la valentía del británico en Magaluf, aunque corriendo mejor suerte.
La madrileña, por antes desconocida y por la prueba de su perfil, fue una de las notas más positivas de la tarde, puesto que marcó dos goles, demostró técnica y destreza en la lectura del juego, apareció en el pasillo interior zurdo y posiciones intermedias, tensó varios cambios de orientación con marchamo de ocasión de gol… Como en ella, también en Sara Buitrago se adivinaron cosas en su primera aparición de naranja. En el caso de la delantera, la voluntad para mezclar con sus mediapuntas y de ser, igualmente, un incordio en los desmarques de ruptura.
Ali golpea primero; el ataque se desmelena al final
La cuenta, no podía ser de otra manera, la inauguró Ali Carranza con un gesto técnico precioso al más puro estilo Federer, con un gol de cuchara como tantos hicieron Raúl González Blanco y Thomas Müller, a quien más se ha parecido siempre. El culebreo de Murita dentro del área para regatear a varias rivales no pudo ser el segundo, ni tampoco el primer tiro lejano de Sandrita que dio en el larguero. Iria también se encontró con la madera en un remate en un saque de esquina antes de que la lagunera, en el segundo intento, marcara el segundo por encima de la portera. El tanto boliviano antes del descanso en un pequeñísimo desajuste no fue más que la prueba de su voluntad: la tuvieron toda, aunque estuvieron a merced del Parquesol.
En el segundo periodo, el conjunto de Rubén Jiménez fue de menos a más a partir de jugar al gato y al ratón. Sobó el balón con un nuevo once y con una nueva estructura, dispuso de varias ocasiones como un gol anulado a Sara Buitrago, un palo de Nata y otro de Carla antes de que Yarima y Nata ampliaran la cuenta, la primera gracias a un disparo cruzado y la segunda tras una dejada de Sara Buitrago que bien pareció la asistencia de un alley-oop en un All Star. Llegó el cuarto después del ‘cooling break’, que resultó mortal para las bolivianas (en cuyo banquillo se sentó Daniel Clara, exentrenador naranja).
En los diez minutos finales en el Saso debió sonar rock and roll; ‘Highway to Hell’, para ser exactos. El CD Parquesol se soltó la melena como si el martes fuera fin de semana y su campo el de algún festival; empezó a saltar líneas con suma facilidad y a verse en posición franca de gol en numerosas oportunidades, lo que permitió ver cuatro más: Sandra Calvo hizo el quinto y redondeó la cuenta, y entremedias Nata y Sandrita sellaron sendos dobletes, todos gracias a varias jugadas colectivas de bellísima factura y en un momento en el que el repliegue de las sudamericanas simplemente ya no. En esa autopista hacia su propio infierno podrían haberse encontrado varios golpes más de haber durado el amistoso siquiera otros cinco minutos.

Puesto en el contexto, por situación en el calendario y el rival, no se trató, en definitiva, de más que la primera prueba de pretemporada, aunque se la puede considerar exitosa en tanto en cuanto sirvió para desengrasar y, a la vez, para empezar a comprobar que la profundidad de plantilla propia de quien ha renovado a todas sus jugadoras y ha añadido a varios perfiles de los que aparentemente no disponía pueden ser sinónimo de competitividad. Para la comprobación en liga aún queda. Antes, este sábado a partir de las 12:00 horas, de nuevo en el José Luis Saso y contra el Cáceres, habrá una nueva prueba.
CD Parquesol Patatas Melendez: En la primera mitad el once lo conformaron Ana Belén; Judy, Noelia, Maka, Iria; Murita, Nata, Sandra Calvo; Paulita Román, Ali y Alicia Rey. En la segunda parte salieron de inicio Lucía; Paulita Román, Carla, Rivas, Alicia Fernández; Murita, Barbi; Yarima, Charle, Sandrita; y Sara Buitrago.
