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El crédito se acaba

por Juan Postigo
3 de marzo de 2010
en Noticias

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Opini%C3%B3n2Sí, señores. Poco a poco el crédito de este Real Valladolid se está acabando, en muchos sentidos. Para el aficionado se va terminando la credibilidad en la directiva, en el equipo y lo que es aún peor, en los jugadores.

El Pucela está mostando síntomas de debilidad y de equipo que coquetea con el descenso como si a los implicados –los jugadores- no les importase lo más mínimo, y probablemente eso sea lo peor. La falta de aplicación y entrega de los principales actores en la obra.

A comienzo de esta temporada a los seguidores se nos vendió la moto con un futuro esperanzador. Carlos Suárez explicó por activa y por pasiva que por fin la política de fichajes a coste cero y de cesiones se iba a terminar, y junto a Olabe se puso manos a la obra para hacer un “plan renove” en el vestuario.

Partieron algunos pesos pesados del vestuario, de los cuales parece que ya ni nos acordamos. Al recuerdo pasaron Víctor, Vivar Dorado, Iñaki Bea o García Calvo. Jugadores “acabados”, jugadores a los que ya les pesaban los años y ya no podían aportar nada bueno al equipo.

En su lugar se trajo a jugadores de gran renombre, como Alberto Bueno, que venía ni más ni menos que de la cantera del Real Madrid. De ese filial del que han salido jugadores como Juan Mata, Álvaro Negredo o Esteban Granero. O a Manucho, propiedad del Manchester United, el cual prometió goles, quizá demasiados, en su presentación.

A estos nombres se unían los jóvenes César Arzo y Marquitos, de lo mejor de la cantera del Villarreal. La plantilla terminó de confeccionarse poco a poco con otros jugadores como Nivaldo, Diego Costa o Nauzet Alemán.

Esta temporada parecía de lo más prometedora. Nos habíamos librado de lo caduco, de lo que ya no podía hacer más por el equipo, y en su lugar habíamos traído a lo mejorcito y más prometedor de varios equipos grandes. El problema es que todo se está quedando en eso, sólo promesas.

Aquellos que se marcharon probablemente fueron los que más implicados estaban con el equipo. Los que ya habían hecho del color blanquivioleta su forma de vida y los que más sentían de verdad lo que era ser un jugador del Real Valladolid.

Probablemente el peor de estos casos sea el de Víctor, una leyenda en la capital del Pisuerga, que fue maltratado, sí, he dicho maltratado, por el presidente Carlos Suárez en su despedida. Sin más explicación, el capitán no fue renovado y se le dio con la puerta en las narices. Así de fríos somos en Pucela.

Por el contrario, los recién llegados, evidentemente con excepciones, parece que a día de hoy todavía no saben a qué han venido. Llegados como cuasi estrellas, alguno no ha demostrado ni la mitad de lo que se esperaba de él.

O a lo mejor es que simplemente no tienen tanto nivel como se nos había vendido. Los fichajes llegados en invierno, hechos tan rápido a última hora y para tapar agujeros, parecen más acertados que los hechos durante todo el verano.

De hecho, me atrevería a decir que alguno de los fichajes invernales ya ha hecho más que algún otro en todo lo que se lleva de temporada. Y eso dice mucho de una plantilla de la que se esperaba que se salvara bastante más holgadamente del descenso que en temporadas anteriores. Por supuesto, esto no sólo es problema de los fichados, sino también de los encargados de fichar.

Los aficionados estamos sintiendo ahora mismo la angustia, la impotencia de ver cómo nuestro equipo se hunde en la clasificación jornada tras jornada, gracias a una pésima planificación.

Y lo peor es precisamente eso, el no poder hacer prácticamente nada, sólo mirar y animar a unos jugadores que parece que la causa les ha vencido y han asumido que ya no pueden hacer más. No quiero dar un mensaje totalmente pesimista, ya que aún queda mucha Liga y casos más raros de salvación se han visto.

Como el año pasado el Mallorca y el Español, pero si lo que se quería hacer era un cambio, a lo mejor no debía de haber sido del entrenador, sino de los jugadores. Pero claro, es evidente que cuesta más echar a unos cuantos jugadores que hacer rodar la cabeza del entrenador, el cual también había hecho tanto por el Valladolid.

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