Rodri Ríos consiguió, ya al final del partido, su ansiado tanto
Con Rodri, que es un delantero tan pegajoso –su mejor virtud- como la saliva, vamos a tener que acumular mucha paciencia. A muchos, frente al Elche, se nos agotó. Las incontables ocasiones en las que marró el soriano fueron para ello.

Ciertamente, si alguien ve el partido entero, es probable que diga que cómo puede ser posible que el Real Valladolid tuviera tantas ocasiones. Y, otra vez más, ya no solo por juego, sino por las limitaciones de sus futbolistas –cada vez más evidentes-. Y es que, sin tu potencial mejor jugador, Óscar González, y sin entrar demasiado en juego tu mejor jugador en acto en esta temporada, Juan Villar, el partido solo puede derivar en una serie de despropósitos.
Uno de ellos fue –para desdicha del Real Valladolid- la gran actuación del exblanquivioleta Javi Jiménez. El guardameta riojano fue el mejor de los visitantes y, también, de cuantos se dieron cita en el pasto, algo dañado por las lluvias, del Nuevo José Zorrilla. Y fue héroe incluso en la jugada del gol blanquivioleta, ya que su espectacular mano en dicha acción solo pudo retrasar la llegada del tanto.
El partido de Rodri, hasta el último suspiro, durante noventa minutos, fue un quiero y no puedo. Bueno, un quiero y no sé, muchas veces. Porque ya lo he dicho aquí otras veces: el problema de este equipo en esta temporada es, ante todo, que no es tan bueno como otros que hemos podido tener otros años. Y dentro de esto, seguimos esperando refuerzos.
Mientras estos no lleguen, mientas no llegue un delantero que se necesita como todo el agua que cae por Pucela estos días, Diego Rubio y Rodri siguen disfrutando de oportunidades. Y pese al gol de este último frente al Elche y el no mal partido del uruguayo en Girona, también, desaprovechando oportunidades.
Que el gol no nos ponga una venda en los ojos. Solamente la eterna paciencia, también porque, en parte, no queda otra, hizo que Rodri marcara gol. No fue ni su lucha, ni su acierto, ni estar en el sitio adecuado en el momento adecuado, ni, tan siquiera, el meter la cabecita para perforar la red norte blanquivioleta, no. El gol, Rodri se lo debe a la paciencia.
Hay un dicho muy gráfico y bastante clarividente para estos casos que dice: “Con paciencia y con saliva…”. Pues eso, que a Rodri se le vuelve la portería tan chica como una hormiga.
