El Real Valladolid cosecha un nuevo empate ante el Lugo, y sigue sin saber lo que es conseguir los tres puntos ante el equipo gallego
Mouchos, coruxas, sapos e bruxas.
Demos, trasgos e diaños,
espritos das nevoadas veigas.
Corvos, pintigas e meigas,
feitizos das menciñeiras.
Podres cañotas furadas,
fogar dos vermes e alimañas.
Lume das santas Compañas.
Mal de ollo, negros meigallos,
cheiro dos mortos, tronos e raios.

Así comienza el conjuro de la queimada, la bebida tradicional gallega por excelencia, en cuya preparación se pronuncian estas palabras para alejar a las meigas o brujas. Algo parecido deben recitar los jugadores del Lugo cada vez que se enfrentan al Real Valladolid, pues los blanquivioletas no saben lo que es arrebatarles los tres puntos.
Con el de este domingo, ya son siete los empates que ambos conjuntos han firmado en las nueve ocasiones en las que se han visto las caras. Los resultados más repetidos han sido el 0-0 y el 1-1, que copan más del 85% de las igualadas.
Este particular meigallo, o embrujo para los no conocedores de la lengua gallega, comenzó en la temporada 1992/93, con sendos empates sin goles. Pasaron once años hasta que lucenses y vallisoletanos volvieron a enfrentarse, aunque la película continuó siendo muy similar: 1-0 en el Anxo Carro, obra de Pita, y 0-0 en el José Zorrilla.
La tónica predominante de estos choques no varió demasiado en la 2015/16: máxima igualdad y pocos goles. Los de Miguel Ángel Portugal consiguieron en aquella ocasión, no obstante, dar un pequeño paso adelante y vieron puerta en el feudo gallego por primera vez gracias al penalti transformado por Guzmán. Ya en el José Zorrilla, el 1-1 volvió a imponerse con tantos de Roger y Joselu, el lucense que en más ocasiones ha perforado la meta blanquivioleta.
Las tornas no cambiaron demasiado con Paco Herrera en el banquillo, que cosechó una nueva derrota en Lugo merced al tanto de, como no, Joselu. No pudo hacer mucho más el pacense en su feudo, donde el gol de Raúl de Tomás no fue suficiente para conseguir la tan ansiada victoria.
Ni siquiera Luis César, que el año pasado comandó la nave gallega, ha sido capaz de dar con la tecla para anular a su antiguo equipo. No obstante, el actual técnico blanquivioleta ha conseguido aumentar la renta de goles de ambos conjuntos. También resulta curioso que tres de las cuatro dianas vistas este domingo hayan sido conseguidas desde los once metros. Quizás sea un indicio de que el gallego puede tener la clave para deshacer el meigallo en el partido de vuelta.
