La velocidad por bandas, principal diferencia que convierte al Real Valladolid en el líder de la categoría
Rubi alineaba a Sastre como compañero de Andre Leão disponiendo, como era lógico, a Bergdich y Mojica por las bandas. El mensaje parecía claro y así lo fue: aprovechar la velocidad y el momento de forma de ‘The brothers’ para torpedear la defensa gerundense.
Y funcionó, sobre todo en la primera parte. Con el marroquí y el cafetero desatados, sabedores deque el juego del Real Valladolid, otro partido más, volvía a girar en torno a ellos, bien pronto empezaron a aparecer esas diferencias que Pablo Machín remarcó, posteriormente, en rueda de prensa.
La primera de estas, sin embargo, fue protagonizada por el árbitro, quien se inventó un penalti totalmente inexistente sobre Zakarya Bergdich. Óscar Díaz, siguiendo con su mal fario de cara a puerta, lo fallaría.
La segunda de las diferencias, y quizás la más importante en el partido de hoy, fue Johan Mojica. El colombiano se besaría el escudo tras marcar un auténtico golazo digno del mismísimo Cristiano Ronaldo. ‘El Bicho’ blanquivioleta mandó un rival al suelo y luego partió la pelota para que esta entrara casi cuando no tenía ángulo para hacerlo. La finalización de la jugada recuerda a la que perpetró Manucho en su segundo gol en el mítico 6-1 al Rayo Vallecano.
Otra diferencia, y esta es ventaja con respecto a cualquier otro equipo, es Óscar González. El charro volvió a saber interpretar como nadie el juego de desmarques interiores de sus compañeros velocistas, y sí, cuando Mojica, Bergdich o Jeffren, tras su salida, corrían, era Óscar quien estaba con la pelota presta para enviársela en ventaja frente al portero. Así sucedió en el gol de Jeffren que subió al marcador y el que debió subir, aquel anulado por fuera de juego inexistente.
Salvando las diferencias, ¿por qué más ganó el Real Valladolid? Aunque pueda parecer contradictorio, el fútbol es tan sencillo como complicado. Tan sencillo como una carrera de uno que corre más que nadie, o tan complicado como acertar con el control orientado de primeras para ganar la ventaja y el espacio al adversario. El balón por delante y Mojica corriendo. Mientras, los rivales por los suelos, como si de Forrest Gump en el equipo universitario de fútbol americano se tratara.
“¡Corre Johan, corre!” grita Zorrilla enfervorecido. Mientras, Carlton Banks, que ahora es Forrest Gump y que mañana no sabemos lo que será, galopa cual gacela por el pasto. Y nadie lo coge, ya va primero, como el Real Valladolid.
