El Real Valladolid pierde sus opciones de ascenso directo refrendando un sin rumbo
En el campo, y cada año más, se extiende la siembra directa. Este tipo de labor, que es la que lleva a cabo la máquina del mismo nombre y que hace que la tierra que se quiera sembrar no tenga que estar demasiado trabajada (arada), acorta los plazos de ejecución y, sobre todo, hace más cómodo el laborío. Obviamente, una máquina que te permite tal adelanto es un gran progreso, pero, para ella, al igual que para cualquier maquinaria de gran tonelaje, hay que tener un tractor con la suficiente potencia para poder con ella. Y si no lo tienes, te quedas sin la siembra directa.

Si te quedas sin ella por no tener la maquinaria suficiente, te toca trabajar la tierra antes, ararla y prepararla. Claro, esto implica también más trabajo por parte del agricultor y mayor tiempo invertido en la tarea. Un atraso en toda regla.
El caso es que el Real Valladolid en Girona ha dicho adiós, para esta campaña, al ascenso directo. No hay maquinaria suficiente: tenemos un tractor bastante grande y potente, pero lleva en el taller mucho tiempo y ya se acerca la hora de sembrar; y claro, no podemos seguir esperando por él, con lo que no podremos enganchar la máquina de la siembra directa.
La revolución de Rubi prometida para Girona solo llegó al plano formal. Vamos, en la formación y en los que la conformaban, puesto que al finalizar el encuentro, el resultado fue el mismo: derrota fuera de casa en un partido horrendo en el que el Real Valladolid pudo salir goleado. Al menos, esta vez, el daño nos lo infringió un equipo de los de arriba; aunque, siendo sinceros, así también nos quedamos sin excusa.
Lo peor de todo es no ya que el tractor no arranque, sino que estamos muy avanzados y parece ser que no ha arrancado nunca. Así, por ello, tenemos que decir adiós a lo directo virtualmente. Puede que nos llegue la PAC de forma milagrosa y compremos la máquina del ascenso directo, pero no parece que eso pueda llegar según vamos haciendo las cosas.
Y según vamos haciendo las cosas, no solo nos tocará ir con nuestro tractorcín y un arado de pocas vertederas a labrar nuestra tierra, sino que, en caso de no encontrar un factor, una línea, o una forma de juego, tendremos que abandonar y dejar la tierra en barbecho, o lo que es lo mismo, desierta, sin sembrar, para tener mejor cosecha el año que viene. Esto parece inadmisible, sobre todo cuando sabemos de sobra que en el barbecho crecen las malas hierbas.
