Javi Varas y Julio Iricibar se estrenaron con el primer equipo blanquivioleta en partido oficial
La ausencia de Dani Hernández al estar convocado por su selección abría las puertas de par en par a Javi Varas para debutar con el Real Valladolid. Así fue y, aunque lo hiciera con victoria, seguramente el estreno no será recordado como positivo, sobre todo para el propio cancerbero sevillano.
Con tres a cero a favor y con el partido resuelto, Javi Varas discurría en el partido sin mayor sobresalto hasta el minuto 77. Entonces, no logra blocar un balón aéreo –lance en el que ya se había mostrado errático durante el partido– que se le escapa y que acaba franco para que el delantero racinguista embocara plácidamente a gol.
Ante ello, reacciona de la peor manera posible: evitando un casi intrascendente gol con una tonta expulsión por agarrón. A partir de ahí, el Real Valladolid se dedicó a capear el temporal cantábrico, pero esa es ya otra historia, la historia de Julio Iricibar.
Trece años condensados en trece minutos
¿Qué pensaría Julito cuando entró a formar parte del Real Valladolid en benjamines? Probablemente, en poder cumplir el sueño de debutar en el primer equipo del club alguna vez. Y esto, lo ha conseguido. Tras la expulsión de Varas, servidor debe admitir que junto con sus parroquianos en Zorrilla espetó al unísono: “¡Julio, Julio, Julio…!”.
Y Julio fue. Con el ’26’ a la espalda, el vallisoletano afrontaba sus primeros minutos con el primer equipo una semana después de haberse iniciado en la división de bronce con el Promesas. Todo muy rápido. Más aún si cabe cuando el bueno de Julio lo primero que tenía que acometer era el lanzamiento de un penalti.
Acabó en gol y, aunque ese pueda ser el menor de los detalles, seguramente que al canterano no le fue cosa baladí. Perder la virginidad con los mayores siempre es algo para recordar, como el nombre del primero que te la mete: Javi Soria.
Tras ese instante, el partido no fue ni mucho menos fácil para el cancerbero blanquivioleta. Dos postes, varios remates y el peligro aéreo racinguista hicieron que el equipo de Rubi sufriera más de lo debido para llevarse el partido.
Finalmente, acabó el encuentro y con ello su debut con el primer equipo del Real Valladolid. Un siete de septiembre en el que, en principio, solo iba a debutar un portero con el Real Valladolid, pero en el que el azar hizo que, trece años después, se cerrara un ciclo en la formación de un jugador canterano, de un blanquivioleta de pro, de Julio Iricibar.