El Real Valladolid gana un punto en Gijón pero pierde a su delantero centro por seis meses
Decía Rubi en la rueda de prensa antes del partido algo sobre que él todavía no había empatado con el Real Valladolid, ya fuera en pretemporada, en Liga Adelante o Copa del Rey. Tras el partido de Gijón, en el que el resultado debe mirarse desde una mira positiva, el técnico catalán cosechó por primera vez una igualada, pero, por primera vez en la temporada, se trajo una de esas noticias que marcan el devenir de un equipo para el resto del ejercicio: la lesión de su delantero centro.
Y digo delantero centro porque es el único que específicamente se venía desarrollando en esa posición. Óscar Díaz, hasta el momento, se ha venido posicionando más en banda, pese a que sí podemos contar con él para la vanguardia absoluta del equipo.
Pocas esperanzas había de que la lesión de Roger fuera algo anecdótico o solo molesto. Las pruebas realizadas al valenciano han diagnosticado que tiene roto el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha, o lo que es lo mismo, que tendrá que estar de baja seis meses. El punto en Gijón, a eso de las siete menos cuarto de la tarde del lunes, se tiñó de oscuro. Todos los lamentos se agolparon aporreando la puerta de la alarma. Sí, tenemos un problema.
Soluciones a un desastre: Regeneracionismo
En mi caso particular, dichas desgracias, más en la posición de la que hablamos, siempre me remiten a Ariza Makukula en la temporada 2003-2004. Pese a otros condicionantes, aquel año se bajó por la grave lesión del delantero congoleño, que hasta su infausto percance había convertido ocho goles en dieciocho partidos. Aquel año acabamos bajando y no se supo dar reemplazo a la enorme figura del delantero africano.
Quizás, en este caso, Roger no sea tan fundamental como lo era Makukula por entonces, pero cierto es que su puesto, con su baja, se queda huérfano, y que el delantero cedido por el Levante estaba llamado a ser fundamental en la consecución de un ascenso que ahora se ve mucho más complicado. Sin embargo, no hay que repetir errores pasados, y hay que buscar un cierto regeneracionismo.
Lo primero e inmediato que hay que conseguir es devolver a Óscar Díaz a la punta de ataque. El madrileño ha venido rindiendo bien en banda, pero es hora de volver a generarle la confianza suficiente como para ser la referencia arriba. En el Lugo ya hizo goles jugando como delantero centro, por lo que es lógico depositar confianza en él.
Lo segundo que hay que hacer es acudir al segundo equipo de inmediato, sin paliativos. No podemos tener un filial haciendo las cosas muy bien en Segunda B y mirar para otro lado cuando en el primer equipo faltan efectivos. Y, en este caso y para este problema, destaca la figura de Guille Andrés. El delantero valenciano lleva hasta la fecha cuatro goles con el Promesas, siendo una de las referencias del equipo. Es un buen goleador, sí, pero además aporta otra serie de cosas como movilidad, conducción o juego combinativo. Pensando en el Real Valladolid B, también acude a nosotros el nombre de Jorge Hernández, quien ya hiciera su debut con el primer equipo. Cierto es que no es específicamente un delantero centro, pero a la hora de regenerar ese puesto y sus variantes, podría ser una pieza válida.
Finalmente, el Real Valladolid parece abocado a acometer un fichaje que refuerce una delantera que ya parecía algo coja en cuanto a efectivos antes del inicio liguero. Sin embargo, antes de ello, Rubi deberá regenerar la delantera, y por ende, un equipo. La piedra en el camino es demasiado grande como para intentar rodearla, y por desgracia, estará con nosotros durante seis meses, por lo que habrá que cargar con ella.