El equipo de Luis César continúa sin vencer al Lugo y firma un nuevo empate ante los rojiblancos, el octavo en diez encuentros

El Real Valladolid sigue sin ganar al Lugo. Continúa la maldición lucense, continúa el “meigallo” y un nuevo empate impide a los de Zorrilla hacer historia. Es la octava vez que los dos equipos firman las tablas en las diez ocasiones en las que se han enfrentado. Esta vez el electrónico marcó el 0-0 en un partido en el que los locales dispusieron de las mejores ocasiones. Con el pitido final se prolonga un año más esta estadística, al menos que sendos cuadros se crucen en un hipotético play-off.
Ni la remontada del pasado fin de semana en casa, ni un planteamiento más ofensivo con Míchel como media punta por detrás de Mata, ni si quiera tener en el banco al que fuera el entrenador de los rojiblancos la pasada campaña, hicieron inclinar la balanza de la victoria hacia el lado blanquivioleta. Cada vez que estos dos equipos se cruzan parece que una fuerza impide que los castellanos se lleven los tres puntos.
Todo sea que el Pucela tenga todo a favor, que jueguen contra uno menos, como sucedió está vez tras la expulsión de Luis Ruiz, o que salga un refuerzo desde el banquillo para anotar dos tantos y que ambos sean anulados, véase el ejemplo de Toni Martínez. Da igual, el resultado es siempre el mismo: a los vestuarios sin premio. Si bien es cierto que la velocidad de este encuentro favoreció un tanto al espectáculo, observar un final distinto en duelos de este tipo comienza a parecer un imposible.
En la primera vuelta, en el choque disputado en el feudo vallisoletano, el guión fue parecido: empate a dos tantos y la sensación de que el resultado impartía justicia. Aquella vez, el delantero Mata consiguió arrancar un punto en el último minuto desde la línea de once metros. La jornada de este sábado deja un sabor de boca similar: unidad que no resta, pero tampoco suma.
Sampedro se añade a la lista de entrenadores que como Paco Herrera o Miguel Ángel Portugal no encontraron la clave para efectuar un triunfo ante los gallegos. Si esta jornada podría haberse dado la oportunidad de ganar a domicilio, romper la mala racha y arrojar un rayo de luz en medio de un temporal norteño que pasó por agua el partido, se quedó en el Anxo Carro. De nuevo, el guión de esta película se empezó a escribir por el final, uno en el que el Real Valladolid todavía no ha sido protagonista.
Míchel vuelve al once
Míchel Herrero volvió a ser titular con el Real Valladolid. No lo hacía desde el pasado veinticinco de noviembre, cuando el Pucela visitó, sin éxito, el campo del Cádiz. Completó los noventa minutos, algo que no realizaba desde ese mismo encuentro, cuando jugó el partido entero por primera vez en la temporada. Este sábado, en el Anxo Carro, el jugador hizo lo propio por segunda vez y aunque el cuadro castellano se vuelve de Lugo sin una victoria, los últimos duelos evidencian el creciente protagonismo del valenciano en la alineación del Pucela.
Ya lo avisó Luis César en su rueda de prensa semanal: Míchel tenía altas probabilidades de entrar en el once de inicio. Su buen rendimiento en la victoria del pasado fin de semana en Zorrilla multiplicaron sus opciones de juego. Así fue: el futbolista saltó al césped visitante en un partido crucial para el conjunto castellano, donde los blanquivioletas buscaban presentar su particular candidatura al ascenso.
El dorsal número veintiuno se vestía de corto para componer una medular formada por Luismi, Borja, Ontiveros, Plano y él como media punta. Parecía que técnico gallego quería plantear un esquema ofensivo y curarse en salud por si Jaime Mata, jugador que se ha hecho con el monopolio goleador del equipo, no tenía su día. Lo cierto es que el partido no dio muchas opciones a los hombres de arriba del Pucela, pues el duelo pronto se convirtió en un correcalles en el que el Real Valladolid puso más corazón que cabeza. Sin embargo, en la primera parte una de las pocas ocasiones de las que disfruto la plantilla vallisoletana llegó de los pies de Míchel, tras un pase en profundidad que le dejó solo delante de Juan Carlos y que estrelló contra el guardameta.
De haberse materializado, el tanto habría sido su quinto gol en lo que va de año. Y es que cabe recordar que el deportista, sin hacer mucho ruido y con lo que supone competir en cifras con el pichichi de la categoría, es el segundo máximo goleador del conjunto blanquivioleta. Lleva cuatro goles, los mismos que su compañero Óscar Plano, aunque este ha gozado de más del doble de minutos, lo cual demuestra la efectividad del primero.
No le apartaron del campo ni la entrada de Hervías, ni la de Toni Martínez ni la de Chris Ramos, tres jugadores de arriba que podrían haberle mandado al banquillo. El mediocentro se mantuvo en el once y cuajó un partido bastante correcto. Su continuidad en la alineación inicial aún es una incógnita, más aun teniendo en cuenta la figura de Giannotas, de perfil similar. Aun así, su vuelta a los terrenos de juego en un momento tan crucial como el que se aproxima denota cierta relevancia.
