Óscar ocupó ante el Betis un puesto que no era el suyo natural, mismo papel que le ha tocado a tantos jugadores de la plantilla blanquivioleta.
Al mismo tiempo que se cerraba el pasado mercado de invierno, fueron muchos los que recordaron que el Pucela estaba corto de efectivos. Quizá sea verdad. Pero hay un detalle que tampoco escapa a casi ningún aficionado blanquivioleta, y es que muchos de los jugadores de la plantilla pueden desenvolverse en una posición que no es naturalmente la suya.
Óscar fue ante el Betis la última ‘víctima’ de las probaturas de Djukic. El mediapunta, hasta ahora siempre por detrás del delantero en cuestión, dejó su espacio a Alberto Bueno, otro enganche que se ha tenido que acostumbrar a un puesto extraño para él como es la banda izquierda.
El experimento no tuvo el efecto esperado y pese a que el Pucela consiguió escapar del Benito Villamarín con un punto, ni Bueno ni Óscar rindieron a un nivel aceptable. Djukic tendrá que decidir ante el Atlético si Óscar vuelve a la situación habitual, partirá de nuevo desde la banda izquierda o, por el contrario, regresará Omar a la titularidad relegando a Bueno al banquillo de nuevo.
Es evidente que el entrenador serbio está llevando a cabo muchos experimentos esta temporada, ya sea por necesidad o por simple estrategia. De hecho no hay línea que se salve. Peña, lateral izquierdo, ya tuvo que estrenarse ante el Valencia en el centro de la defensa –y lo hizo satisfactoriamente- en la decimoprimera jornada. Es más, el domingo que viene le tocará hacer lo mismo por acumulación de amarillas de Sereno.
Omar también tuvo que echarse a la aventura de jugar en un puesto extraño cuando la lesión de Ebert ante el Real Madrid lo convirtió en su remplazo ante el Deportivo. Por no hablar de la polivalencia de algunos jugadores del Valladolid como el nombrado Bueno o Larsson, acostumbrados a jugar en diferentes demarcaciones de manera habitual. Mismo destino que podría encontrarse Rama.
También, podría incluirse en este aspecto la reconversión, muy fructífera, de Jesús Rueda desde el centro del campo a la zaga, la situación inversa por la que pasó Baraja e incluso la de Jorge Pesca, que en las pocas oportunidades con las que ha contado en el primer equipo Djukic lo solicitaba como central en vez de como centrocampista destructor, su lugar natural en el filial.
Lo que está claro es que la plantilla corta de efectivos con la que el Real Valladolid tendrá que terminar la temporada es un hecho, como también lo son las invenciones del entrenador serbio para subsanarla. Otra cosa es que éstas tengan más o menos acierto.

