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El Detalle: La quijotada en La Mancha

por Jesús A. Zalama
13 de diciembre de 2015
Rodri || Foto: LFP

Rodri || Foto: LFP

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El Real Valladolid vence al Albacete en el Carlos Belmonte a pesar de no contar con demasiados argumentos a su favor

 

Rodri || Foto: LFP
Rodri || Foto: LFP

Rodri no la mete ni entre dos molinos. Y no me sirve de excusa que las aspas tapen la mayor parte de la imaginaria portería como hacía el gordo que siempre se ponía de portero en el patio del colegio.

Rodri es un Quijote del siglo XXI: por más que lo intenta de cara al gol, se da de frente con la más cruda realidad: es nefasto de cara a puerta, sobre todo si tenemos en cuenta que, presumiblemente, hablamos de un delantero centro. Además, sus Dulcineas también tienen las mejores manos para salar puercos.

Marcelo Silva parece haber despertado. Se erigió el mejor de los blanquivioletas en el Carlos Belmonte. Como si de Sancho Panza se tratara, abandonó sus refranes –su juego aéreo, única virtud hasta el día de hoy– para tapar las espaldas de uno que las perdía constantemente, de Samuel, un Rocinante del fútbol español, escuálido en aptitudes.

Juan Villar es cualquiera de los demás personajes que aparecen y desaparecen de la escena. Más bien porque siempre están, aunque no siempre sean los mismos. Hoy hizo de delantero centro, de lo que se presupone que es Rodri, para dar la victoria al Real Valladolid. Es hora de empezar a velar sus piernas como Don Quijote hizo con sus armas en aquella venta al principio de sus aventuras.

Sin embargo, gusto de Cervantes hubiera sido firmar este victoria del Real Valladolid; una quijotada canallesca y agradable que pudo ser charlotada por los fallos de los ya mencionados Samuel y Rodri. Sin embargo, el Pucela supo sobreponerse a sus propios errores y enfrente tuvo a un rival que no pidió demasiado y se conformó con el gobierno de la ínsula durante la última media hora.

Pocos datos en favor de la quijotada en Albacete: allí habían sumado dieciséis de sus diecinueve puntos totales los locales, además, siempre con la portería a cero. Cierto era que cada vez que el Albacete encajaba dos o más goles, perdía, pero la pólvora blanquivioleta –sobre todo la de sus delanteros- debió de quedarse en Lepanto, por lo que no se suponía un gran derroche goleador por parte del conjunto de Miguel Ángel Portugal.

Desde que está él aquí, sin embargo, la cosa fuera de casa ha cambiado bastante: dos victorias y dos empates en las cuatro últimas visitas del Real Valladolid. Números de equipo candidato al ascenso si no fuera por la pésima labor que desarrolla en casa.

Con todo esto, se podría decir que aunque las formas no fueran las más brillantes, el conjunto vallisoletano se llevó los tres puntos del Carlos Belmonte en su particular quijotada, de la que, cómo no, salió trasquilado por algún costado. En este caso: la expulsión de Miguel Ángel Portugal; lo que nos llevará a que en el próximo encuentro, sea Rubén Albés quien ejerza como primer entrenador. ¿El entrenador de Avellaneda? Y no, no me refiero al equipo argentino. Veremos.

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