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El Detalle: Ni el cafetín

por Jesús A. Zalama
16 de febrero de 2014
Foto: LFP

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El Real Valladolid abandonó las opciones de sacar algo positivo en su visita al Vicente Calderón en apenas cinco minutos

 

Omar Ramos
Omar Ramos

Suelen denominarse “partidos del cafetín” aquellos encuentros que por disputarse a eso de las cuatro de la tarde, parecen estar ligados a la hora de la sobremesa, del café con leche, solo, cortado… Sin embargo, el café no siempre llega puntual a esa cita, puesto que depende de factores tan alterables como la hora comida o, incluso, una posible siesta .

El partido frente al Atlético de Madrid que ayer disputaba el Real Valladolid era uno de esos torrefactos. El problema es que este año, con este equipo, nunca sabes lo que te vas a encontrar y si no estás atento desde el minuto uno, como no lo estuvieron los jugadores blanquivioleta, puedes perderte lo más interesante del partido sin haber probado todavía el dichoso café.

Así, de esta triste manera, sucedió. En medio de una caraja de proporciones angustiosas, el Real Valladolid encajó dos goles en menos de cinco minutos, para regocijo de un Atlético de Madrid que bien supo utilizar sus armas. El primer gol es el claro ejemplo de lo que ocurre si no sales a encarar bien el partido.

Fuera de la pizarra que Diego Pablo Simeone y Germán ‘Mono’ Burgos preparan con mimo, el Valladolid quiso facilitar la acción rojiblanca, lo que unido a una buena ejecución por parte de Raúl García, abrió el marcador. En estos momentos, servidor no había ni mezclado el azúcar en el vaso.

El segundo gol, que no deja tiempo a asimilar el primero, es el colmo de la desconcentración, acrecentada esta por el gran varapalo que supuso el primer mazazo ejecutado por Raúl García. Diego Mariño, al que poco se le ha elogiado en ocasiones, hizo gala de un nerviosismo impropio, motivado por llenar antes el ojo que el papo, lo que le hizo salir en falso hacia ningún lado. La consecuencia: gol de Diego Costa, y fin del partido. Todavía no habíamos sido capaces de sentarnos, y ya nos aguardaba un tedioso partido, un partido de lamentaciones.

Tras el cafetín, quedaba el consuelo de esperar con mimo la hora de la merienda. No fue fácil llegar hasta ella con un partido que se atragantaba por momentos, y que cuando parecía que tornaba hacia algo más positivo, más negro se ponía. Godín procuró oscurecer totalmente el resultado para los intereses del conjunto de Juan Ignacio Martínez. La fijación del uruguayo con el Real Valladolid toma ya tintes dramáticos para los pucelanos, ya que hay que recordar que el año pasado también nos marcó.

La cuenta, camarero.

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