El lateral zurdo volvió a ser protagonista gracias a un gol en el minuto ochenta que sirvió al Real Valladolid para empatar el choque
El Real Valladolid tiene un Ángel de la Guarda. Es lateral izquierdo, se llama Ángel García y tiene duende. Cumple todas las características para hacer honor a su nombre: no hace mucho ruido, muchas veces la gente duda de él, pero cuando se le necesita, aparece. Lleva tres penaltis provocados y ante el Reus, luciendo el brazalete de capitán, ha anotado su primer gol de la temporada.
Sí, Ángel García es el talismán de este Real Valladolid. Criticado en ocasiones, e incluso silbado, el ‘3’ del Pucela no necesita destacar mucho para ser clave. Marcó el tanto del empate… y casi sin querer.
Gianniotas botó un córner que nuestro protagonista remató con sus partes, medio cayéndose y casi sin ver el balón. Entró llorando, pero entró. Gol con esa zona del cuerpo que define el género de cada uno. Curiosamente, este fin de semana Bíttolo, jugador del Albacete, tuvo que recibir diez puntos de sutura ‘ahí’ por una herida que sufrió en el partido contra el Huesca. El pene, que a veces da puntos y otras los quita, que diría alguno.
Pero volvamos a temas sacros; regresemos a Ángel. El madrileño quizás no fue tanto como salvador, pero sí clave para que el Pucela no se fuese de vacío de Reus. Y no es la primera vez que este ángel se le aparece al Real Valladolid esta temporada. Provocó dos penaltis en liga y otro más en Copa del Rey. En la competición de la regularidad, da la casualidad de que ambas penas máximas han servido para que el conjunto blanquivioleta empate.
Hace dos jornadas, en Almería, Ángel consiguió un lanzamiento desde los once metros que Mata anotó y, la semana pasada, provocó el primero de los dos penaltis ante el Lugo. Por otro lado, contra la Cultural en Copa del Rey, una caída suya dentro del área de castigo ayudó a Cotán a abrir el marcador.
Silbidos, sin embargo, es lo que oyó el futbolista la semana pasada en el José Zorrilla. Pero no pasa nada. ¿Por qué? Porque ya se sabe: a Dios rogando, pero con el mazo dando.