El hispano-guineano tuvo que cambiarse la camiseta por sangrar tras un golpe en la cabeza, pero tuvo que ponerse la elástica de Fernando Calero

Iban Salvador saltó al terreno de juego en el minuto 59 de partido. El extremo blanquivioleta sustituía así a su compañero Óscar Plano, ya con el 1-0 en el marcador y con la intención clara de remontar el partido. El ’24’ blanquivioleta se mostró bastante activo y participó en varias jugadas de ataque de forma consecutiva.
Todo parecía ir bien hasta que en el minuto ochenta, y ya sin cambios, Iban Salvador sufrió un codazo que le provocó una brecha. Como consecuencia de esto, tuvo que salir del césped a que los médicos le curaran la herida y a cambiarse la camiseta, puesto que el reglamento impide que cualquier jugador tenga la zamarra manchada.
Lo normal es que ingresara con una nueva elástica limpia, pero lo que nadie se esperaba es que lo hiciera con una que no era suya, pues todos los equipos viajan con dos camisetas por jugador. Iban Salvador apareció sobre el verde con un aparatoso vendaje, con gorro de silicona incluido, que le cubría media cabeza y la camiseta de Fernando Calero, no se sabe muy bien por qué. Así, el ‘5’ del canterano tuvo protagonismo sin que la llevara su dueño. Un hecho que puede parecer anecdótico e insólito en el fútbol profesional, pero que ya ha tenido antecedentes, tanto en la liga española como en la Premier.
Gastón Ramírez, jugador del Southampton en 2013, marcó gol al Everton. En un ataque de efusividad regaló su camiseta a los aficionados que celebraron su tanto y tuvo que disputar veinte minutos de partido con la elástica térmica del mismo color que suelen llevar los jugadores, sobre todo cuando hace frío.
Pero acercándonos más, tanto en el tiempo como en la distancia, en el Eibar hay un precedente parecido. Inui sufrió un golpe parecido al de Salvador, se lo vendaron y taparon con un gorro de piscina para que la hemorragia se frenara antes, y los utileros le dieron una camiseta sin nombre ni dorsal, como si de un aficionado más se tratase. En este caso, el árbitro del encuentro se dio cuenta cinco minutos tarde y obligó a Inui a volver a cambiarse la elástica nuevamente. Sin duda, despistes en el fútbol profesional que ni siquiera se ven en el fútbol aficionado.
