El Real Valladolid se adelantó pronto, pero tardó en sentenciar en un partido en el que bregó pero no brilló. Amplía su ventaja con el cuarto a siete puntos

Hay días que no van como uno quiere. A veces empiezan con el pie torcido; otras, parece todo lo contrario, pero viene alguien y lo jode (con perdón). En el caso del Real Valladolid de División de Honor, se puede decir que fue el Extremadura UD, con su punto de agresividad bien entendida, quien echó al traste una tarde que empezó bien, con Ronaldo en la banda y con un gol tempranero.
Quién podía imaginarlo, que marcar primero y pronto fuera a ser algo que nublase un partido, pero así fue. El balón se dirigió a los dominios de Alvi, que se asoció con Slavy y puso el balón al corazón del área, donde Adrián Carrión sufrió un penalti antes del golpeo.
No lo tiró el ‘pichichi’, fue Iker, que dio el típico pasito a la izquierda después de estar perfilado con su pie no natural, pero no falló. Ocho minutos parecieron bastar contra un rival que en la primera vuelta encajó siete goles, más si cabe después de tener un manejo total del cuero en esos primeros compases.
Después de cinco victorias y el meritorio empate en Valdebebas, podía parecer que iba a ser coser y cantar. Alvi se soltó la melena metafórica que sí tiene Slavy y, entre los dos, pergeñaron una segunda ocasión, en la que participó de nuevo Adrián Carrión, el arquitecto. Torres remachó su rechazo, pero el balón acabó en saque de esquina. El ‘presi’ sonreía al ver a sus chicos, pero estos no sonrieron siempre; el aumento de la presión sobre su salida por parte visitante y su intensidad llevaron el choque a ese terreno, al de los choques. En los duelos aéreos ganaron a menudo Amoah, Palomeque y Slavy. Y perdió el fútbol de toque.
Maroto, que se descolgó continuamente desde segunda línea, rozó el gol con un tiro al larguero que podría haber dado tranquilidad minutos antes del descanso. No la había y no la hubo; en la reanudación, lejos de ser capaz de serenar los ánimos, el Divi perdió la manija, en parte por las continuas infracciones cometidas por el rival y en parte porque no parecía necesitar más. Ni había sufrido ni sufrió, ni siquiera en los mejores minutos del Extremadura, que pisó su campo sin llegar a generar peligro, gracias a la solidez defensiva de los blanquivioletas.
No bastó con el buen hacer de Mori y Alemán para que los azulgranas se impusieran a los zagueros, ni siquiera para que los pusieran en aprietos. Alvi y Slavy se fueron apagando –normal, después de tanta brega, y sobre todo en el caso del internacional— y Ricardo quiso recobrar el dominio dando entrada a jugadores versados en el manejo del cuero. No pudo; por lo que fuera, no era el día.
Caminó el partido por la indeterminación, aunque no por la inquietud y el riesgo, dado que nunca los visitantes amenazaron la portería de Aceves, que a falta de Maxi y Miguel volvió a defender el arco. Y después de un robo de balón en campo rival, en una jugada en la que el que lo perdió reclamó falta, Camilo sentenció con una ejecución perfecta que sirvió para apuntillar a la quinta victoria en seis jornadas, que, unida al tropiezo del Rayo Vallecano, permite a los blanquivioletas ampliar a siete puntos la ventaja con el cuarto clasificado.
Real Valladolid: Aceves; Iker, Palomeque, Amoah, Álex Pérez; Adrián Carrión (Diego Iglesias, min. 65), Prada, Maroto, Alvi (Cerro, min. 76); Torres (Roberto Laurel, min. 81) y Slavy (Camilo, min. 74).
Extremadura UD: Rocha; Gato, Zakari, Tala, Camara; Akisko (Ange, min. 84), Diego (Mori, min. 55); Parada (Alemán, min. 68), Botía, Vargas (Gabri, min. 60); y Chiscano.
Goles: 1-0, min. 8: Iker. 2-0, min. 82: Camilo.
Árbitro: David Rivera García. Amonestó a los visitantes Botía y Gabri.
Incidencias: Jornada vigésima del Grupo V de la División de Honor juvenil. Partido celebrado en Los Anexos al José Zorrilla ante unos 200 aficionados.
