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El Infante que quiere volver a reinar

por Paula Canal
2 de septiembre de 2015
Pablo Infante || Foto: Ponferradina

Pablo Infante || Foto: Ponferradina

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Tras renovar con la Ponferradina este verano, el atacante burgalés pugna con Yuri por hacerse un hueco en la delantera y mostrar su mejor versión

 

Pablo Infante
Pablo Infante

Érase una vez, en el gélido reino de Burgos, un niño que quería triunfar en el fútbol…

Podría ser el comienzo de un cuento, de esos que se leen antes de ir a dormir, pero no es así. Es la historia de Pablo Infante, un banquero que consiguió deslumbrar al mundo del fútbol con su humildad y su olfato goleador.

 

Una carrera ligada a su tierra

Su trayectoria futbolística dista bastante de la de las grandes estrellas. No fue descubierto por ningún ojeador cuando apenas levantaba medio palmo del suelo ni firmó un contrato millonario con doce años. Pablo Infante comenzó a jugar al fútbol en las categorías inferiores del Burgos, el club de la ciudad que le vio nacer.

Con la desaparición de la cantera, al joven Infante no le quedó otra que buscarse la vida en otro sitio. Así, en 1999 debutó en Tercera División con el Racing Lermeño cuando tenía diecinueve años. Allí estuvo jugando hasta el año 2002, cuando firmó por el Río Vena.

Su paso por el club burgalés fue efímero y el verano siguiente recaló en el Arandina, donde jugó dos temporadas más en Tercera. En 2005 firmó por el Mirandés, club en el que militó durante nueve temporadas y con el que consiguió hacerse un hueco en el fútbol español. Y todo ello sin abandonar su Burgos natal.

 

Anduva, el hogar que le llevó a la fama

Decir Pablo Infante es sinónimo de Mirandés. El club burgalés vivió sus mejores años de la mano del delantero, que acumuló casi veinte mil minutos como rojillo. Todavía tuvo que esperar cuatro años, hasta 2009, para abandonar la Tercera División y ascender a la categoría de bronce. Lo hizo tras haber conseguido ser campeón de su grupo y caer en la liguilla de ascenso en dos ocasiones.

Pablo Infante atendiendo a unos clientes en su sucursal Foto: El Periódico
Pablo Infante atendiendo a unos clientes en su sucursal
Foto: El Periódico

Diez años después de su debut, conseguía dar un salto en su carrera. Pequeño, pero preludio de lo que estaba por llegar. Con todo, tuvo siempre la cabeza sobre los hombros y, sabedor de que quizá no le diera de comer, siguió trabajando como banquero en una localidad vecina a Miranda.

Su ímpetu le llevó a compaginar ambos trabajos. Tras cerrar la sucursal, Infante se desplazaba a Miranda para entrenar con sus compañeros. Después de los partidos, vuelta al banco. Una doble profesión que sería impensable en tipos como Messi o Cristiano Ronaldo, pero que para Infante era lo más normal del mundo.

Su primera temporada en Segunda División B se cerró con unos números que nada tienen que envidiar a los de un jugador profesional. Disputó más de dos mil quinientos minutos y anotó siete tantos, siendo una pieza importante para que el Mirandés mantuviera la categoría.

La temporada 2011/12 se quedará grabada a fuego en la mente de los aficionados del Mirandés y de Pablo Infante. En una temporada para enmarcar, el club rojillo consiguió el ascenso a Segunda División y llegar a las semifinales de Copa del Rey.

 

Del reinado al ocaso en tres temporadas

Con 31 años, Pablo Infante consiguió deslumbrar al fútbol español gracias a su habilidad goleadora. Y lo hizo de la mano de un club modesto, un Segunda B que llegó a codearse con los más grandes. Ese año el sorteo de la Copa del Rey les emparejó en primera ronda con el Amorebieta, al que ganó uno a cero a domicilio. Paso a paso, el Mirandés fue superando las distintas rondas hasta llegar a dieciseisavos de final.

El sorteo, en el que los clubes de Segunda B quedan emparejados con los equipos clasificados para las competiciones europeas, les deparó como rival al Villarreal –que disputó la fase final de la Champions esa temporada–. Parecía que la aventura de los rojillos se iba a quedar en eso, una aventura, al igual que les sucede a la mayoría de equipos de Segunda B. Pero el Mirandés sorprendió a los amarillos, y tras ganar por tres goles a uno se clasificó para octavos de final.

Infante, el día del ascenso del Mirandés ||Foto: LFP
Infante celebra la clasificación para semifinales de Copa

Sus siguientes víctimas fueron el Real Racing Club, a quien ganó tres a uno, y el Espanyol, con el que empató a cuatro aunque se clasificó por el valor doble de los goles fuera de casa.

De esta manera, el Mirandés firmó una gesta impensable al enfrentarse en semifinales al Athletic de Bilbao. A pesar de la contundente derrota –tres a ocho para los leones–, los burgaleses pueden presumir de haber quedado semifinalista con el Valencia.

A título personal, Infante se proclamó pichichi de la competición con siete goles, superando a Fernando Llorente que había marcado cinco. Todo ello sin dejar su banco, al que volvía después de cada partido. Especial fue su regreso tras superar al Espanyol, pues el burgalés condujo toda la noche desde Barcelona para poder llegar a tiempo al trabajo.

Pero esa temporada no solo fue mágica en la Copa del Rey. El esfuerzo de la competición no pasó factura en la liga regular. El Mirandés se clasificó como primero de grupo y disputó la liguilla de ascenso con el Atlético Baleares, al que derrotó en los dos partidos. En una temporada para enmarcar, Pablo Infante se dio a conocer en España por su coraje y su humildad.

Sin embargo, su felicidad no duró mucho. Su primera temporada en Segunda División no se cerró con los números que el hubiese deseado. Apenas disputó mil minutos durante todo el año, y tan solo marcó dos goles en el que fue su peor registro goleador desde que ascendió con el Mirandés.

La siguiente temporada tampoco fue mejor. Pablo Infante volvió a la normalidad en sus registros goleadores con nueve tantos, aunque no fueron suficiente para que el Mirandés pudiera salvar la categoría. Tras un paso efímero por la categoría de plata, el club burgalés volvía a Segunda B y su ídolo fichó por la Ponferradina tras casi una década en Miranda.

 

Pablo Infante || Foto: LFP
Pablo Infante || Foto: LFP

Segunda oportunidad en El Toralín

Pablo Infante afronta esta segunda temporada en Ponferrada con la misma ilusión con la que debutó con diecinueve años. Su reto será demostrar lo que vale para hacerse un hueco en la delantera, por lo que tendrá que competir con Yuri, con Berrocal y con el recién llegado Luka Djordjevic.

Su primera temporada fuera de Burgos se saldó con dos mi doscientos minutos jugados y cuatro goles anotados, en un año en el que la Ponferradina acarició los puestos de promoción de ascenso a la Primera División. Este verano firmó su renovación con los bercianos durante una temporada más. Sera, así, una segunda oportunidad para que Infante vuelva a reinar.

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