Un gol pepinero en el 86 hizo inútil el tanto del blanquivioleta Álvarez, un minuto antes, y hace que el Real Valladolid no dependa de sí mismo para seguir cuarto
Como el que ve pasar el tren, el División de Honor observó cómo se le escapaba la oportunidad de asentarse en la cuarta plaza esta jornada. En un abrir y cerrar de ojos. Solo hizo falta un soplo para que lo que un instante antes era júbilo se convirtiera en desazón e incredulidad. Esa acción tan rápida como sorprendente, tras un simple saque de centro, hace que tanto el jugador como el espectador siga preguntándose a esta hora: ¿cómo pudo ser?
Minuto 85. El Real Valladolid había marcado el gol que debería suponer la victoria frente al Leganés. Qué alegría generaba el ver que el Divi iba a aguantar en la cuarta plaza otra semana, y notar que el sueño se encontraba aún más cerca. Estaba al alcance de la mano porque no cabía en la cabeza de nadie que en cinco minutos se pudiera escapar aquello por lo que se había luchado durante ochenta y cinco. Pero la realidad es que solo hizo falta uno.
Blanquivioletas y pepineros terminaron en tablas (1-1) un pulso admirable que tuvo distintas fases, pero que en líneas generales fue igualado, con más presencia, eso sí, en campo madrileño, debido seguramente a las necesidades de los blanquivioletas que, tal y como marca la clasificación, eran mayores que las de sus contrincantes.
Aunque eso tardó en notarse tras una primera hora de juego prescindible en el resultado final, en la que los porteros fueron los más destacados. Tras un inicio apagado, en el que el viento propició que se viera un fútbol deslucido por parte de ambos conjuntos, el Real Valladolid empezó a proponer el juego que viene acostumbrando, se acomodó, hasta encontrar el premio en forma de gol de Álvarez a falta de cinco minutos.
Hasta entonces el choque hacía un guiño al viento, porque iba a rachas. Los pucelanos querían, pero el Leganés impedía constantemente las internadas tanto por la derecha con Dalisson como por la izquierda con Rafa. Era imposible atacar por las bandas, por lo que las acciones de peligro solo surgían o bien por combinaciones por el carril central o por disparos lejanos.
En esta segunda faceta el más activo fue Víctor, pero se encontró varias veces con Iker, el portero pepinero. Tampoco pasó desapercibida la actuación del guardameta blanquivioleta, Javi, que solventó los balones que le llegaron, salvo el último. Esa pelota que nunca debió llegar ahí.
Se esfuman dos puntos por un despiste
Dentro de esa irritación que generaba al Real Valladolid la inexpugnable defensa del Leganés, apareció David Sanz. El centrocampista, que hasta el momento no tenía su mejor día, dibujó un pase perfecto que Álvarez se encargó de controlar en el área y que él mismo convirtió en gol.
Y, como marca la regla, cuando se produce un tanto, el rival debe sacar de centro. Y para ser más exactos, si al sacar de medio cmpo el equipo va por detrás en el marcador suele irse con todo su arsenal arriba desde esa primera jugada. No debió de estar muy al tanto de ello el conjunto local, que en esa acción parecía estar aún celebrando la anterior.
Con cuatro pases por dentro, Berisa se encontró con el balón en los pies en la media luna del área, controló y mandó el balón a la jaula con un sutil derechazo. En apenas treinta segundos, cuando los aficionados en los Anexos todavía narraban a sus seres queridos el gran gol de Álvarez, tuvieron que levantar la vista para presenciar que esa ventaja ya se había esfumado.
Tan solo habría tiempo para ver cómo la expulsión de Dalisson ponía fin a las esperanzas de que su equipo acabara triunfante el partido. Más bien todo lo contrario. El Real Valladolid se mostró cabizbajo, tras sumar un punto que de momento le vale para ser cuarto, aunque sabe que no depende de él conservar esa plaza. Al menos de momento.
En caso de que Getafe y Rayo Madjadahonda no sumen los tres puntos sí aguantarán, pero pase lo que pase, lo importante será vencer en los dos enfrentamientos ligueros que restan. No sería de agrado ver como una cuarta plaza trabajada durante toda una temporada se marche por un despiste. Quedan dos semanas para convertir los descuidos en proezas y así lograr ese ansiado cuarto puesto que, de momento, sigue siendo propiedad del Real Valladolid.
Real Valladolid: Javi; Arnáiz, Óscar, Dani, Nieto; Orea (Raúl, min. 68), David Sanz; Dali, Víctor, Rafa (Álvarez, min. 75); y Adrián Herrera (Santi Franco, min. 83).
Leganés: Iker González; Jon, Olmo, Stephen (Ayuso, min. 85), Nacho; Jeray, Prats (Know, min. 42); Iker Muñoz, Samu (Berisha, min. 66), Fer (Gil, min. 80); y Gudino.
Goles: 1-0, min. 85: Álvarez. 1-1, min. 86: Berisha.
Árbitro: El colegiado Hernández Álvarez amonestó con tarjeta amarilla a Tena, y expulsó con roja directa a Dalisson. Ambos militantes del Real Valladolid.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 28 del Grupo V de la Liga de División de Honor Juvenil, disputado en Los Anexos, ante alrededor de 200 personas.