El empate del Zaragoza en la última acción de la primera parte hizo decaer a las naranjas, que se fueron por primera vez de vacío esta temporada

El Parquesol sufrió la primera derrota esta temporada. Pero la sensación de caer puede ser muy distinta en función de la forma en la que sucede, y la que experimentó este domingo el cuadro vallisoletano es agridulce. Demasiado. A veces es duro perder algo que nunca has tenido, pero en otras ocasiones es más desalentador dejarlo escapar cuando por momentos se tenía en la mano y además de forma merecida.
Si la clave estaba en jugarle de tú a tú a un Zaragoza que se quedó a un paso de ascender a Primera, el objetivo se cumplió con creces en la primera mitad. Con estilo, con cabeza y con mucho trabajo detrás. Porque todo eso se notó en cada balón dividido que ganaban las chicas de Rubén Jiménez, que impusieron su ritmo e impidieron cualquier tipo de acercamiento sobre la portería de Lucía. Serias en defensa y afinadas en el medio, lograron trazar jugadas de bella factura, eso sí, con dificultad para terminarlas.
Yarima comenzó por la izquierda, pero con el paso de los minutos cambió a la derecha. Muy buena decisión porque por allí llegó el tanto que adelantó a su equipo.
La extremo recibió un pase de Alaitz que, pese a seguir sin marcar realizó un excepcional trabajo de presión en la primera mitad, y puso un balón templado al área pequeña. La portera del Zaragoza no despejó y ahí estaba Nata para empujarla y hacer justicia a un partido que hasta el momento solo merecía ganar un equipo.
Los primeros cuarenta y cinco minutos fueron sublimes. Aunque sobró el último. El Zaragoza no había disparado a puerta todavía, pero solo le hizo falta una acción para convertirla en gol. Muy buena, por cierto. Al límite con el fuera de juego, Naima recibió dentro del área y batió por arriba a Lucía. Sin duda, supuso un mazazo para las naranjas que arrancaron la segunda mitad sometidas al temporal maño.
Si en la primera quien salió en tromba fue el Parquesol, tras el descanso ocurrió todo lo contrario. El Zaragoza se vino arriba, apretó y no dejó a su rival combinar en los primeros diez minutos. Incluso dieron un paso más porque disfrutaron de un par de ocasiones claras, preludio al segundo gol que iba a llegar tarde o temprano. En el minuto 66, Sara culminó un excepcional contragolpe, de los muchos que se sucedieron en la última fase del partido cuando las naranjas se abrieron. El gol justo antes del descanso apagó la luz, que hasta entonces había brillado como en las mejores galas.
Ni la salida de Alicia Rey ni de Paulita Román, que debutó en Segunda Pro, modificaron el devenir del encuentro, que se encaminaba hacia la victoria del Zaragoza. Se la ganó en la segunda parte, en la que mereció ampliar la renta. El equipo local estrelló tres balones en el travesaño y Lucía tuvo que intervenir en alguna otra ocasión, prueba de las dos caras del Parquesol: la sobresaliente del primer acto y la decaída del segundo.
Solo un tímido remate de Nata y un par de saques de esquina con el tiempo reglamentario cumplido hicieron soñar con la machada. Quién iba a decir que el hecho de empatar este partido podría apelarse de esta manera tras lo visto, pero fue demasiada la falta de claridad de las vallisoletanas desde el empate y muy pocas las oportunidades de llegar a él.
Con ello, el conjunto de Rubén Jiménez ya ha experimentado las tres sensaciones que les deparará la liga: la victoria, el empate y la derrota. Esta última ante un gran rival como el Zaragoza, que las adelanta en la clasificación con seis puntos. La semana que viene tocará un nuevo viaje, esta vez algo más corto. El Pozuelo será el próximo contrincante a domicilio del Parquesol, conocido de estos años atrás en el Grupo V de la Segunda División.
