El conjunto blanquivioleta acumula catorce partidos sin conseguir la victoria lejos de casa, su peor racha desde la temporada 1995/96
Cuenta la leyenda que hace mucho, mucho tiempo, el Real Valladolid consiguió jugar en calidad de visitante y llevarse los tres puntos. Así podría comenzar uno de los capítulos del libro que contase las aventuras del equipo pucelano esta temporada, y es que mucho tiempo ha pasado desde que los de Juan Ignacio Martínez agarrasen el autobús para disputar un partido y regresaran a Pucela con los tres puntos en el zurrón. Concretamente, desde el 25 de octubre.
Aquel día, los blanquivioletas ajusticiaban al Rayo Vallecano con un contundente 0-3 en lo que ha sido la única victoria en toda la temporada, sin duda un triste balance.
Casi doscientos días después, mire usted que ha llovido, no se han vuelto a probar las mieles del triunfo en casa ajena. De poco sirve para evitar el descenso el hito de no hincar la rodilla en Zorrilla desde el 22 de noviembre, ante Osasuna, si no se refrenda con un mínimo lejos de casa.
Por ocasiones no habrán sido. Semejante cifra de días supone nada más y nada menos que catorce partidos sin ganar como foráneo, trece de Liga y uno de Copa. Un registro negativo personal que no batía el Real Valladolid desde la temporada 1995/96, por aquel entonces con unos tales Alen Peternac y José María Quevedo marcando goles.
Fueron unos meses curiosos. Con Rafa Benítez en el banquillo, sí se consiguió vencer al Toledo en Copa del Rey en primera ronda el 31 de agosto, pero desde ahí comenzaría la maldición. Catorce visitas, dos más de campeonato del KO y doce de Liga, que irían desfilando sin una victoria que llevarse a la boca. Hasta que llegó Vicente Cantatore… y el resto es ya sabido. De hecho, fue el argentino el que rompió la cadena en su primer partido, derrocando al Compostela en el campo de San Lázaro.
Conste en acta que el Valladolid, como bien es sabido con el desembarco de Don Vicente, acabaría salvando el pescuezo de manera más o menos holgada en aquella Liga de veintidós equipos, pero el premio al peor viajero por ahora no se lo ha quitado nadie. Insistamos en el por ahora, porque de no puntuar de tres este domingo el Pucela, se sumará otra nefasta marca para olvidar que ya ha quedado igualada.
Como las comparaciones son odiosas, pero pueden hacer una idea de lo mal que está el percal, no hay más que mirar a la pasada temporada para ver lo aciago de la presente. Djukic consiguió cosechar hasta cuatro victorias como visitante entonces, por no hablar de que ya en la jornada diez había conseguido las dos necesarias para superar en este sentido al actual Valladolid de JIM.
Ni que decir tiene que aquel equipo tenía los conceptos más claros y no tenía esa ‘doble cara’ que Martínez nunca olvida mencionar cuando habla de los dos equipos que parece alinear como local y como visitante. Al menos, tanto entrenador como plantilla tienen la oportunidad este domingo de terminar de escribir el capítulo de visitante con letras que no supongan un desastre para el destino del club. Ahí es nada.