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El Real Valladolid ‘hace la cobra’ a la crisis

por Juan Díez
30 de septiembre de 2017
Foto: LFP

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Golea al Córdoba con una exhibición de sus hombres de arriba, y disipa cualquier atisbo de duda creada hacia el equipo de Luis César. El Córdoba, en serios problemas

 

Mata Luismi
Mata y Luismi celebran el gol del segundo, que selló el cuatro a uno || Foto: LFP

El respetable del Real Valladolid se ha venido acostumbrando en las últimas temporadas a que cada cierto –más bien poco– tiempo sobrevuele el entorno de su equipo una palabra: crisis. Culpable de que por cuarto curso consecutivo tenga que acudir al José Zorrilla a ver a sus jugadores en Segunda División. En partidos como este, queda más lejana la posibilidad de que pueda ser así por quinto año.

Fueron cuatro, pero pudieron ser muchos más los goles que el conjunto blanquivioleta marcó al Córdoba CF. Bien es verdad que adelantarse pronto en el marcador siempre es un estímulo para que las cosas vayan rodadas, pero no siempre es así. Para ello es necesario no irse del encuentro, y no cesar en el empeño de meter el siguiente hasta el pitido final.

Así fue la victoria del Real Valladolid que le hace, al menos por unos instantes, ser líder. Lo es desde que Iban Salvador recogió el balón, quebró al zaguero del Córdoba y la ajustó al palo derecho de Kieszek, convirtiéndose en el primer gol y, en consecuencia, la conquista provisional de la primera plaza.

El pequeño guerrero africano volvió a mostrar su mejor versión. Con continuos desmarques a la espalda de la defensa, eléctrico, aprovechando sus oportunidades, aunque de nuevo con ese ‘pero’ de protestar tanto cada acción arbitral que tan poco le gusta a Luis César, que cada vez que ocurría le intentaba, con gestos, alejar del colegiado.

Tan solo diez minutos más tarde de su tanto, un centro desde el córner derecho de Óscar Plano se envenenó y, sin tocarla nadie, pasó por los blandos puños del cancerbero polaco. Veinticinco minutos y los pucelanos, sin ser especialmente incisivos a la hora de atacar, ya se veían con el partido encarrillado –nunca sentenciado, si se juega en el José Zorrilla–.

Ni siquiera con el tercero. En vista de que la tarde proponía goles, Jaime Mata ya sentía celos y buscó en la primera parte ampliar el casillero como máximo goleador de la competición –ya van seis-. Lo logró, y como más le gusta, con trabajo. Mediocre control en el área que lo ayudó a regatear a Kieszek y, a puerta vacía, aparentemente finiquitó el convite antes incluso del intermedio.

Esa sentencia dejó de ser clarividente cuando, nada más iniciarse la segunda mitad, Sergi Guardiola metía picante al encuentro con su diana, por la banda de Antoñito, que en esa ocasión erró. No sólo él, claro está, ya que el tanto proviene de una jugada al contraataque del rival, difícil de creer que suceda cuando el resultado es tan favorable.

 

El Córdoba se mete en un lío

Pero Antoñito, seguramente reconcomiéndose por su fallo en la acción, quería sacar a su equipo del pequeño lío en el que le había metido. No tardó mucho en rehacerse. En el minuto 57, con una diagonal magnífica, provocó la segunda amarilla de Edu Ramos, una cartulina aparentemente clara, pero quizá no tanto al tratarse de la segunda.

Cualquier señal de esperanza que se hubiera creado en el Córdoba se disipaba al quedarse con diez. Tampoco merecieron ni creérselo. Los andaluces nunca llegaron a tener el control del partido, ni siquiera tras su gol, que hizo temblar algo las piernas de la defensa del Real Valladolid, pero sin mayores consecuencias.

Los fallos en defensa y la poca aparición de sus hombres de ataque consumaron una derrota que deja al equipo pero, sobre todo a su técnico, Luis Carrión, muy tocados.

Todo lo contrario que el equipo blanquivioleta, que siguió intentándolo hasta el final, con mayor ímpetu aún los suplentes. Gianniotas y Toni Villa desperdiciaron múltiples ocasiones para ampliar el marcador y haber protagonizado una escandalosa goleada, aprovechándose de la inferioridad numérica de los cordobeses.

Quien sí sacó ventaja fue Luismi. A falta de cuarto de hora, Mata se puso el traje de asistente y, con un centro al corazón del área, el seis del Real Valladolid la puso inalcanzable para Kieszek, confirmando la victoria, y eliminando cualquier atisbo de crisis que se pudiera haber formado tras la derrota en El Alcoraz.

Tampoco es momento de, como todos los años, lanzar las campanas al vuelo, ver al equipo en Primera y, ya puestos, desvariar acerca de si se puede llegar a la final de la Copa del Rey. Puede que haya motivos –para lo último, quizá aún es pronto–, pero bien sabe la hinchada blanquivioleta que esto va semana a semana. Y si no, solo hace falta echar la vista atrás tan seis días y ver que ya había quien hablaba de crisis. Una crisis que el Real Valladolid se encargó este sábado de, cuando menos, neutralizar.

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