Los blanquivioletas golean al Zamora (1-6) en el II Memorial Agustín Villar, con sendos dobletes del debutante Rodri y de Alfaro
Que el Real Valladolid de Gaizka Garitano, en un contexto de preparación, funciona es un hecho. Aún invicto en pretemporada, gracias a tres victorias y dos empates, los pucelanos siguen modelando el estilo de juego que desea el técnico vasco y demostrando que, de hecho, lo están comprendiendo.
Frente al Zamora, recién descendido a Tercera, obtuvieron la mayor goleada en los cinco amistosos disputados. Los seis goles visitantes, todos en el segundo tiempo, respondieron a la superioridad que los vallisoletanos imprimieron durante todo el partido.
Un choque, en el Ruta de la Plata, que comenzó con un once albivioleta formado por Mariño, Anuar, Samuel, Juanpe, Ángel; Álvaro Rubio, André Leão; Juan Villar, Zambrano, Mojica y Rodri. El delantero soriano, además, debutaba con los castellanos y lo hacía con un esperanzador doblete que desató el vendaval ofensivo del Real Valladolid después del descanso.
Antes de llegar a él, el Zamora se había adelantado en el marcador, fruto de un tanto de David Álvarez en el ecuador de la primera mitad. Desde entonces, el cuadro pucelano buscó la igualada, con un activo Mojica por la banda izquierda, un Rodri dinámico y peligroso en la punta de ataque y Anuar, reubicado en el lateral derecho, autor de una conducción hacia línea de fondo que estuvo cerca de propiciar el tanto del equilibrio.
Un debut inmaculado
No obstante, los jugadores de Garitano tuvieron que esperar al segundo tiempo para justificar el dominio del primero. Y lo hicieron sin piedad. Las sustituciones efectuadas en el descanso –Timor, Guzmán y Alfaro entraron por Leão, Villar y Zambrano– favorecieron la reacción goleadora vallisoletana.
Sin cadenas, cayeron los goles.
En el primer minuto tras la reanudación, Rodri logró su primer gol como blanquivioleta, al enviar a la portería de Jon Andoni un balón centrado por Guzmán desde la banda diestra. Sólo seis minutos más tarde, volvió a anotar a raíz de una jugada nacida en un saque de esquina. Doblete para comenzar.
Con la remontada en su poder, el Valladolid no hizo sino crecer y recrearse, liberando su juego tanto combinativo como directo. Alfaro se erigió en luz entre líneas y, también, en goleador. El onubense conectó con un centro lateral de Mojica, en un contragolpe fulgurante, para concretar el tercer gol pucelano.
Pero no sólo fueron protagonistas Alfaro y Rodri. El bigoleador dejó su lugar en el 62’ a una de las sensaciones positivas de la pretemporada: Caye Quintana. El exjugador del Recreativo se afanó en combinar cerca del área zamorana y de convertir su reivindicación en algo tangible. Como el gol. Y lo consiguió con el cuarto, después de culminar en el área chica una maniobra coral tejida entre Guzmán y Alfaro.
El Real Valladolid cerró la goleada con dos tantos más, el quinto de Timor y el sexto, de nuevo, de Alfaro. Ambos a cinco minutos del final. Quizá tarde para recordar que no se habían enfrentado con la piedad, sino contra sus íntimos obstáculos que los separan de los objetivos finales.
Para eso sirven las pretemporadas: para aprender, desde pronto, a eliminar las trabas que en ocasiones originan plantillas sin equipos, jugadores sin ambición. Desde luego, parece que de esto último no falta en el grupo de Gaizka Garitano.
El siguiente compromiso amistoso del Real Valladolid será el siguiente miércoles, doce de agosto, en el estadio Reino de León. Se topará en un triangular con el Sporting de Gijón y con el club anfitrión, la Cultural Leonesa.