El mediocentro senegalés, una de las más firmes promesas del Real Valladolid, anhela alcanzar el profesionalismo vestido de blanco y violeta.
Pape Assane Mbodji. Quizá a muchos no les diga nada este nombre, pero aquellos que sigan la cantera blanquivioleta sabrán quién es este canterano africano (Rufisque, Senegal, 20-09-1997) que tan buenas impresiones está causando.
Este chaval senegalés llegó a orillas del Pisuerga para probar con el Real Valladolid hace ya dos años, y sorprendió, por sus cualidades, a propios y extraños.
Una vez cerrado el trato con el club, pese estar aún edad infantil, ya se ejercitaba con el División de Honor. Actualmente milita en el Cadete A, si bien en la presente temporada solamente ha podido disputar dos encuentros, debido a que recientemente tuvo que viajar a Senegal a revisar su visado porque este permiso le caducaba por estudios.
Nacido hace catorce años en la localidad de Rufisque, un suburbio próximo a Dakar, cuya importancia ha ido decreciendo a medida que la capital del país ha ido expandiéndose y conforme su otrora relevante puerto ha perdido actividad, Pape ha dejado a su familia con el firme propósito de poder llegar a ser futbolista profesional.
Su posición es la de mediocentro. De gran envergadura, es un portento físico, pero cuenta además con una exquisita técnica, un orden táctico poco habitual para su edad, buen desplazamiento en corto y largo y llegada al marco rival, a posiciones de gol. Se trata, sin duda alguna, de un futbolista diferente, que anhela alcanzar su sueño vestido de blanco y violeta.
La pasada temporada deslumbró en el cadete del Arces, conjunto en el que estuvo cedido por el Real Valladolid, debido a que la normativa FIFA impide la transferencia internacional de jugadores menores de edad y a que la RFEF sólo permite que sean inscritos en clubes amateurs como es el del Palero.
No pudo, así pues, colaborar con que su equipo mantuviera la categoría, pero ese tiempo le vino muy bien al senegalés, ya que además de disputar minutos oficiales con el Arces era habitual verle disputando amistosos con equipos de las categorías inferiores del Real Valladolid superiores a la suya. Incluso Manuel Retamero, por entonces entrenador del Pomesas, reconoció que le veía con capacidad suficiente para actuar con el Promesas si la reglamentación se lo permitiese.