La UD Sur competirá un año más en División de Honor, hito histórico del fútbol vallisoletano

Decía Calderón de la Barca que la vida es sueño, y los sueños, sueños son. A veces, realidad, como volvió a demostrar la Unión Deportiva Sur logrando su permanencia en la División de Honor juvenil. Al inicio del curso, pensar en la salvación parecía algo onírico, una ensoñación, que se acabó plasmando de forma agónica.
Después de mucho remar, en la última jornada, la corriente amenazó con llevarles lejos de la orilla y hacerles perecer ahogados. Por un momento, los resultados que se venían dando en otros campos eran desfavorables, como lo era también el suyo en la localidad madrileña de Alcalá. Tenían la obligación de sumar y perdían, por momentos dos a cero y otros tres a uno. Y el Flecha Negra ganaba. Y el Majadahonda y el Adarve también sumaban.
Sin embargo, todo cambió al final. El fútbol tiende al caos, y en buena medida por eso gusta, convienen filósofos, sociólogos o psicólogos. Heath Ledger, encarnando al Joker, dijo algo que aquí viene al dedo: “Si algo tiene el caos es que es justo”.
El ‘biscotto’ y el caos
En Italia se denomina ‘biscotto’ a lo que aquí se llamaba pacto, hasta que la moda prefirió llamarle en italiano. En fin; en Majadahonda, ganaba el Unión Adarve cero a dos. Como la Sur perdía, los locales estaban llamados a bajar. Los visitantes, en un alarde de altruismo, se dejaron empatar, creyendo que los dos se salvarían.
No contaban con que los vallisoletanos remontarían en los últimos minutos, gracias a dos goles para la historia. De hecho, creían que les favorecía el empate y bajarían los encarnados en un múltiple empate. Horas después seguían defendiendo que era así, de hecho. Y no; bajó el Adarve.
Con los postreros goles de Javi Bueno y de Fer Sastre, la UD Sur, consiguió el más difícil todavía: ganarse el derecho de seguir compitiendo por segunda temporada consecutiva en la máxima categoría del fútbol juvenil español.

¿Por qué es historia?
Nunca antes un club vallisoletano había competido dos años seguidos en la División de Honor, excepción hecha del Real Valladolid, un habitual en estas lides. De hecho, solo el Betis estuvo antes una vez en esta categoría, y descendió el mismo curso.
Muchos de sus rivales han sido y serán clubes profesionales, de Primera y Segunda División. Muchos chicos, en esas entidades, cobran, pues aspiran a ser estrellas del fútbol patrio o, incluso, internacional; no así en la Sur.
No importa. Con la humildad y el trabajo por bandera, aquellos que cojan el testigo de Jonathan Prado y sus espartanos buscarán seguir soñando, despiertos; alargando lo onírico en la realidad.
