El Real Valladolid logró su tercera victoria consecutiva en frente a un Elche que venía también de sumar seis de seis, y que apenas inquietó a la zaga blanquivioleta ni tan siquiera en los últimos veinticinco minutos, en los que jugó con un hombre más.
El conjunto de Abel salió de inicio con el único cambio, obligado, de Jorge Alonso por Óscar González con respecto al equipo que fue de la partida la pasada semana frente al Betis, continuidad merecida a juzgar por la nueva victoria cosechada.
Corría apenas el minuto ocho del primer periodo cuando Nauzet Alemán adelantaba a los vallisoletanos. Lo hacía de penalty, después de que un activo Álvaro Antón cayese dentro del área cuya meta era defendida por Jaime.
Controlaba el Valladolid el cuero y ponía el juego en un arreón inicial sin embargo no materializado apenas en forma de ocasiones, frente a un Elche que se presentó en el Nuevo José Zorrilla con varias bajas de hombres importantes.
Una de ellas, la de Miguel Palanca, abrió las puertas de la titularidad a David Sánchez. Buscaba con ello Pepe Bordalás una mayor circulación de balón, algo que no logró hasta mediada la primera parte.
Varios errores de bulto de Jacobo Sanz llevaron el susto a la hinchada local, si bien la solvente zaga lograba mantener a raya Kike Mateo y al tinerfeño Álex, siempre con la inestimable ayuda de Mehdi Nafti, nuevamente muy solvente.
Se llegó al tiempo de asueto con varias galopadas del gallego Antonio Barragán y sucesivas contras que no lograban poner tierra de por medio entre los dos equipos, pese a estar el conjunto ilicitano a merced del albivioleta.
A merced siguió al contragolpe cuando se reanudó el encuentro, toda vez que su rival desechaba la posibilidad de hilvanar jugada, sabedor de que en los últimos tiempos lo que otrora era fragilidad defensiva se ha tornado ahora en seguridad.
Tal seguridad, hace escasos tres partidos, se habría disipado llegados los veinte minutos de la segunda mitad, en el preciso instante en que Javi Baraja fue expulsado por golpear en medio campo a Xumetra.
Algo parece haber cambiado, sin embargo, en los últimos partidos, ya que la actitud y el acierto en defensa no varió un ápice, ni aún cuando Abel decidió retirar a Nauzet Alemán para apuntalar el doble pivote con Sergio Matabuena.
El cántabro conformó a partir de entonces una pareja muy vintage con Mehdi Nafti, olor añejo que no les impidió multiplicarse en el achique y evitar que la inferioridad numérica se hiciese notar.
Dieron los de Abel dos pasos atrás con la entrada de Matabuena, que se convirtieron en cuatro cuando Pedro López sustituyó a Álvaro Antón para entrar como interior diestro.
Antes, el el minuto setenta y nueve, Jofre Mateu, que había entrado anteriormente por un desacertado Óscar González, había terminado de ajusticiar a los de Bordalás tras una gran jugada personal.
Entonces, después de muchas jornadas, el feudo blanquivioleta fue una fiesta. Una reconciliación iniciada frente al Betis y que bien se podría haber consumado más de haber logrado Antón, Jofre o Guerra materializar alguna de las múltiples oportunidades de gol tenidas con el Elche ya volcado en ataque.
Lo hacían con más fe que cabeza, ya que a pesar del rombo con cuatro jugadores interiores con que habían salido al verde, el fútbol trenzado y de toque brillaba por su ausencia en el que también podría haber sido su tercer encuentro consecutivo venciendo.
No fue así, sin embargo, y es el Real Valladolid quien metió la tercera y está en disposición de sumar una cuarta el próximo miércoles frente al Albacete, donde se puede refrendar la mejora de juego y sensaciones ante un equipo que ocupa puestos de descenso.
Para entonces, no estarán el expulsado Baraja y el sancionado Barragán, ambos piezas clave en los últimos encuentros. Poco importará, no obstante, si sus sustitutos ponen el ansia del equipo en estos últimos encuentros. Porque ahora sí hay confianza. Porque ahora sí hay equipo.