
El periplo del Real Valladolid en la Copa del Rey de esta temporada ha tocado a su fin en la noche de hoy después de arañar un insuficiente empate en Cornellà-El Prat.
El inicio del conjunto blanquivioleta, hoy plagado de suplentes, podría ser visto bien distinto de no ser por el penalty marrado por Antonio Calle, que pudo poner bastante de cara la machada de una remontada a la postre inexistente.
Corría el minuto diez cuando, tras un recorte de Jofre, una clara mano de Forlín desde el suelo era decretada por Muñiz Fernández como una pena máxima que el experimentado delantero lanzaría a lo panenka de forma desastrosa.
Cristian Álvarez apenas tuvo que esforzarse para detener un balón que le llegó manso a las manos en una acción que a la postre sería fiel reflejo del resto del encuentro.
Y es que en los ochenta minutos restantes se vería a un Espanyol que dominaba a medio gas, y que dejaba jugar con la sonrisa pícara de alguien a quien el rival no aprieta en exceso.
Los hombres de Gómez lo siguieron intentando sin excesiva fe y con menos convencimiento hasta que ya al inicio del segundo periodo se produjo la justísima expulsión de Jofre.
Mientras era perseguido por Javi Márquez, el catalán se revolvió y golpeó a su rival sin demasiada fuerza pero con el convencimiento suficiente como para que el trencilla del encuentro viese intencionalidad en el gesto.
En lo que hubo también intencionalidad, fruto de la desesperación, fue en las palabras que dos minutos después dedicó Antonio Gómez al árbitro asturiano, por las cuales terminó también viendo el partido desde la grada.
Una vez más a domicilio, siguió el Valladolid mostrando desidia, mientras el Espanyol dormía el balón moviéndolo de lado a lado y en posiciones defensivas; máxime después de que Osvaldo recuperase su olfato goleador tras un grave error de Jordi Figueras y Justo Villar.
Entre tanto se produjo el debut del canterano Toni y la entrada de su compañero en el filial, Quique, los únicos jugadores que vistiendo hoy de rojo intentaron aportar un poco de chispa a lo largo del segundo periodo (el primero especialmente).
A pesar de ello, tras otra mano señalizada como penalty – ésta de Dídac -, Barragán pudo maquillar el global de la eliminatoria y arañar un empate que de poco sirve, pues además de caer eliminados, los blanquivioletas no han logrado sacarse de encima esa sensación de apatía que les acompaña allá por donde van, allá donde juegan lejos del Nuevo José Zorrilla.