Sandro hizo su primer gol como jugador del Real Valladolid en un encuentro sin más historia que la que supone jugar en Estados Unidos
En el día en que se cumplían cincuenta años de la llegada del hombre a la Luna, el Real Valladolid dio un pequeño paso para sus jugadores pero un gran paso para la entidad. El conjunto de Sergio González estrenó su gira americana, primera de siempre, con un empate frente al San José Earthquakes.
El once escogido por el técnico catalán para el estreno de la nueva dimensión se puede considerar como bastante identificable o titular para lo que es la plantilla a día de hoy. Masip; Antoñito, Joaquín, Calero, Barba; De Frutos, Fede, Míchel, Toni; Sandro y Sergi Guardiola formaron en la foto ya histórica por el viaje, no tanto por el partido, puesto que a estas alturas de la preparación parecía lógico que el equipo no estuviera demasiado fino.
Sin embargo, la puesta en escena no fue mala, el Pucela trató de combinar sobre todo de mediocampo hacia adelante, y comenzó saltando a la presión al primer poseedor, no así tanto al segundo, seña de identidad muchas veces de los de Sergio González, que dibujaban un 4-4-2 muy claro con y sin balón.
Más rodado, por haber comenzado ya su competición, el Earthquakes llevó la iniciativa con el cuero durante gran parte del primer periodo, lo cual no se tradujo en demasiadas ocasiones, ya que la defensa estaba bien atenta. La más clara, no obstante, la desbarató Samu Pérez –que entró por Masip– en un mano a mano ante Salinas, que tuvo otra intentona con un disparo desde fuera.
Por su parte, el Real Valladolid generó peligro a través de los puntas, con un Sandro móvil por detrás de Sergi Guardiola, participativo y que se llevó varios golpetazos de la zaga. Intentó ser el primero en perforar la puerta de los estadounidenses, aunque sin éxito, ni en su zurdazo en el minuto tres ni al cuarto de hora en una jugada personal. El canario, por su parte, no pudo alojar el balón en la red por culpa de Cummings, que consiguió sacar el esférico de debajo de los palos tras su regate al portero.
Un parón por una falta a Guardiola –que tuvo que ser atendido– y varias tarjetas amarillas fue preludio del golazo de Sandro, que no tardó mucho más de media hora en estrenarse con la dichosa zamarra al ejecutar a las mil maravillas una falta directa. Paradón de Samu Pérez mediante, no pasó mucho más en la primera mitad.
Sergio introdujo unas cuantas permutas en el descanso, hasta conformar un equipo con Samu Pérez; Moyano, Diego Alende, Alcaraz, Nacho; De Frutos, Kike Pérez, Aguado, Waldo; Óscar Plano y Chris Ramos, en el que la gran novedad fue la incursión de Alcaraz como central. Asomó en varias ocasiones al centro del campo y empujó a los medios hacia arriba, con unos primeros minutos marcados por varios destellos de Aguado.
Sin embargo, duraron poco, y el Earthquakes se vino arriba. A la hora de juego, tras una buena acción por banda derecha, Wondolowski empató solo en el área. Con Salinas como protagonista y director del juego en la mitad del campo del Pucela, los locales generaron varias ocasiones para el dos a uno, que cercaron la portería de Caro, que también tuvo sus minutos.
Chris Ramos le puso fe y, fruto de ella, se plantó varias veces delante del portero o en situación ventajosa, aunque no atinó con la puerta, por ejemplo, en una acción en la que arrancó casi desde su propio campo, tocó de espuela y se marchó a por el guardameta. Disparó desviado instantes antes de un piscinazo de un atacante local y de un, bueno, digamos, penaltito (de Javi Moyano). El antes goleador, Wondolowski, le puso también ganas. Tantas que disparó al larguero.
Los ataques se liberaron en los últimos minutos, aunque sin acierto, y no por falta de ganas de Chris Ramos, Waldo o Nacho en el lado blanquivioleta o, sobre todo, de Eriksson en el americano. No obstante, poco a poco en ese tramo final los vallisoletanos fueron ganando presencia en el área rival gracias a la profundidad del propio Nacho y del retornado Mayoral.
Como suele suceder con este tipo de partidos, el primer amistoso de la pretemporada no dio para sacar muchas conclusiones –incluso ninguna, por más que la segunda mitad, pese a las ocasiones, se pueda considerar a mejorar–. Quizá la mayor es que la gente está enganchada, a tenor de la actividad vista en redes sociales de numerosos aficionados del Pucela, que se sumó a la numerosa la asistencia al encuentro de aficionados al soccer que sí, demostraron el Real Valladolid está en otra esfera.