Los jugadores que formaban parte del filial la pasada temporada han recibido una mensualidad; los exjuveniles y recién llegados, tan solo un adelanto correspondiente al mes de julio.

Aunque la temporada se encuentra apenas en los albores, la crisis ya se nota. Lógico, pues aunque los ciclos económicos mudan, los contratos y salarios no se toman vacaciones. Sí lo hicieron parte de sus firmantes, los jugadores del Promesas. De hecho, los filiales se incorporaron más tarde de lo previsto porque no estaban al día en los cobros.
Tampoco lo están hoy. La situación pareció solucionada entonces, pero el hecho de que el equipo dependa de la Fundación Real Valladolid, ajena al proceso concursal en que el club está inmerso por las particularidades legales de esta figura, dificulta que reciban puntualmente su retribución.
Los Fran No, Adrián Pérez, Alberto Gil o Antonio Amaro, componentes del filial ya la temporada pasada, han cobrado el salario correspondiente al mes de julio; no así los de agosto y septiembre, algo que a buen seguro les recordará los meses de incertidumbre e impagos que sufrieron el pasado curso.
Iván Casado, Ruba Sanz, Álex González, Rubén Díaz y demás recién llegados al plantel que dirige Javier Torres Gómez, bien del División de Honor o de otras entidades, han recibido en torno a seiscientos euros a modo de adelanto del mes de julio, lo que para algunos es algo así como media mensualidad.
Estaba previsto que las cantidades restantes que el Real Valladolid ya adeuda a los integrantes de su segundo equipo fuesen ingresadas ayer en sus respectivas cuentas, algo que finalmente no ocurrió, situación que, a pesar del poco tiempo transcurrido de campaña, tiene un sabor añejo, pues la pasada temporada el filial llegó a barajar la posibilidad de llevar a cabo una huelga por una tesitura semejante.