Juan Ignacio reconoce que los cuatro puntos conseguidos en los últimos encuentros han dado “confianza y autoestima” al equipo de cara al “reto” de la permanencia
Foto: Real Valadolid
El kharma del Real Valladolid ha cambiado. Lo que hace una semana eran nervios, tensión e, incluso, pesimismo, se ha convertido en un optimismo moderado que abandera el #creemos que Zorrilla gritó a España cuando los hombres de Juan Ignacio Martínez empataron ante el Real Madrid y dinamitaron la Liga, tanto por arriba como por abajo.
Fuera, allí donde habita el enemigo, no hubo uno solo que no se llevase las manos a la cabeza. Cosas de los finales de temporada, locos, en los que cualquier cosa puede pasar, incluso que un equipo con marchamo de campeón muestre dos caras ante otro que huele a La B… cosa que ya no hace el Pucela. Aunque, esto, debe cerciorarlo contra el Real Betis Balompié en el Benito Villamarín el domingo.
En el partido, de nuevo, debe verse quién llega con más necesidad que su rival, como ante el Espanyol. Al fin y al cabo, los heliopolitanos no dejan de ser ya un equipo de Segunda División. Lo que, ojo, no quiere decir que no merezca un respeto. Así lo hizo ver Juan Ignacio en rueda de prensa. “El Betis estará fastidiado, con ganas de hacerlo bien en su último partido en casa. Debemos tener el máximo cuidado y atención. Aunque se tiene que ver que nosotros nos jugamos más“, explicó el técnico.
Lleva, el Real Valladolid, sin perder en casa desde noviembre. A domicilio, sin embargo, su cara cambia y es un equipo endeble, algo que su entrenador desea que sea diferente en la última salida del curso. “Tenemos que romper la dinámica que llevamos fuera. Para nosotros es un reto, porque, aunque sea difícil, podría suponer la permanencia. Tenemos que ser el equipo que todo el mundo espera, el que somos en Zorrilla y hemos sido ante grandes equipos“, aseveró.
“Estos cuatro puntos nos han dado autoestima y confianza”, prosiguió, “con todo lo que esto supone en el deporte, y sobre todo en el fútbol”. “Tenemos muy claro cómo enfocar el partido, todo el mundo es consciente de lo que nos jugamos. Dependemos de nosotros mismos, y eso es algo que no nos han regalado. Tenemos que trasladar el esfuerzo a Sevilla y morir en el campo en busca de la permanencia“, añadió un Juan Ignacio Martínez crecido en este final de curso.
Como ha reconocido por activa y por pasiva, aunque suene a Perogrullo, el entrenador del Real Valladolid confía en la salvación, pero no solo eso: sigue pidiendo a los demás, a la afición, que también lo hagan. “Está siendo un final tremendo. Hemos estado en una noria, arriba y abajo, pero estamos en una situación de privilegio que hay que aprovechar. Hay que creer en este equipo“.
Manucho sigue siendo duda
Juan Ignacio Martínez, cuestionado por los periodistas, habló también de varios nombres propios. Por un lado, quitó hierro al enfado de Óscar después de ser cambiado en el encuentro ante el Real Madrid. Por otro, reconoció haber pensado en alguna ocasión si había sido justo con Osorio, al otorgarle un número de minutos quizá inferior al que su rendimiento podría merecer.
“Lo he pensado alguna vez, pero él mismo ha reconocido que el cambio para él ha sido muy grande, por el ritmo y la velocidad a la que se juega aquí. Ha tenido muchos problemas musculares, no ha llegado a engancharse y le ha faltado continuidad, pero tiene un meritazo; siempre muestra una gran fe“. Menos que la que el cafetero suele tener hay en que Manucho, único jugador con problemas físicos, esté disponible en Sevilla.
Álvaro Rubio y Zakarya Bergdich se han reincorporado hoy al grupo después de atravesar sendas molestias, posteriores al empate ante el Real Madrid. Lógicas, a estas alturas de la temporada, pues la mayoría de jugadores llegan en la reserva. No obstante, Juan Ignacio fue claro: “Aunque estén en la reserva, la gasolina hay que intentar sacarla de cualquier sitio”, dijo antes de reconocer que la posibilidad de que vuelva a haber alguna permuta con respecto al último once es real.