La aerolínea canadiense WestJet ha anunciado un cambio que no ha gustado a nadie, sobre todo a los que viajan con esta compañía que ofrece vuelos prácticamente por todo el mundo (incluido España). Y es que ha decidido eliminar los asientos reclinables en gran parte de su flota básica, una medida que, como todos podemos intuir, no piensa precisamente en el bienestar de las personas, sino que más bien trata de aumentar el espacio visual y, como no, hacer que se tenga que pagar más en caso de que se quiera disfrutar de algo tan sencillo como lo es el inclinar el respaldo de tu asiento.
El cambio supone que los asientos de clase turista básica quedarán fijos y que solo quienes estén dispuestos a pagar más, ya sea por estar en cabina premium o por la sección denominada “confort extendido”, podrán reclinarse. Vamos, que la aerolínea quiere convertir en un extra lo que hasta ahora era un estándar, lo que, lógicamente, ha generado críticas de expertos y pasajeros que ven en esta estrategia una forma más de monetizar el espacio a bordo sin tener en cuenta a las personas.
Qué cambios exactamente llevará a cabo esta compañía
La ya mencionada aerolínea WestJet ha anunciado que, en 43 de sus aviones, los asientos estándar dejarán de reclinarse, una decisión afecta a modelos Boeing 737-8 MAX y 737-800, que anteriormente pertenecían a compañías integradas en su red; para desgracia de todos los que elijan esta compañía, el primero de estos aviones ya está en circulación y el resto se adaptará de aquí a 2026.
En teoría, la aerolínea defiende que se trata de una medida pensada para mejorar la experiencia, ya que según ellos, muchos pasajeros prefieren un respaldo fijo para no sentirse invadidos cuando el de delante reclina su asiento. También aseguran que la reconfiguración da una sensación de más amplitud, con un diseño renovado y más luminoso, pero mucho que lo quieran pintar de color de rosa, la realidad es que entre filas habrá menos espacio y solo quienes paguen por las categorías superiores podrán mantener el derecho a reclinarse.
Cómo monetiza la aerolínea el confort y los servicios más básicos
La clave de todo este alboroto está en que la aerolínea ha transformado una prestación básica en un servicio exclusivo, ya que quien quiera reclinarse tendrá dos opciones: la cabina premium, que ofrecerá 12 asientos inspirados en los modelos de larga distancia de la compañía, o la sección de “confort extendido”, con 36 plazas que permiten reclinado, lo que implica más espacio para las piernas y cojines ergonómicos. Ambas, por supuesto, con un coste adicional.
Expertos como John Gradek, profesor de gestión aeronáutica en la Universidad McGill, ya han señalado que esta estrategia está claramente hecha para ganar más dinero, y según sus palabras “la imaginación de los responsables de marketing de las aerolineas nunca deja de sorprenderme”.
Por desgracia, esta es una tendencia que ya no nos sorprende en Europa
Lo curioso es que en Europa este modelo no es nuevo. Y es que varias aerolineas low-cost, como Ryanair o Wizz Air, llevan años ofreciendo asientos que no se reclinan en absoluto, aunque rompiendo una lanza a favor de ellas es que, en el caso canadiense, se trata de eliminar un servicio que los pasajeros ya tenían y convertirlo en producto premium.
La aerolinea WestJet, pionera en vuelos asequibles en Canadá, argumenta que necesita innovar para mantener los precios competitivos, de tal forma que sus responsables lo han justificado como un experimento para comprobar la aceptación entre los viajeros, aunque todo apunta a que la compañía quiere explorar hasta qué punto los clientes están dispuestos a pagar por comodidad.
