Cómo volver a sentirse futbolista. Esa fue la sensación que tuvo que tener Gabri Veiga en su vuelta a la élite del fútbol. Después de una travesía de varias temporadas por Arabia Saudí, el español y ex canterano del Celta debutó con el Oporto en el primer partido de su equipo en el Mundial de Clubes. El gallego, pese a ser un recién llegado, asumió galones desde el principio y junto a Mora, portugués y otra de las perlas del conjunto de los dragones, ya sueñan en Portugal con que sea una dupla que pueda dar muchas alegrías al equipo portugués.
Gabri Veiga, titular desde el día 1
Al once sin pruebas. Así de tajante fue Anselmi, técnico del Oporto en el debut de su equipo. Apostando por el gallego pese a llevar fuera de la élite varias temporadas, eso no importó para que partiese desde el inicio junto a Rodrigo Mora, otra de las sensaciones del equipo. Cierto es que la gasolina le duró 67 minutos. Sin embargo, eso no impidió que dejase destellos de la calidad que tiene en sus botas y el por qué se le consideraba como una de las grandes perlas del fútbol europeo tras su progresión en el Celta de Vigo.
Pese a que se le vio por momentos algo desacertado, al jugador se le vio muy motivado desde los primeros minutos, con el deseo de demostrar todo el talento que esconde. Muchos también eran los focos que había puestos en el debut del español. Partiendo desde el inicio en el medio, se le vio constantemente volcado en la parte izquierda, donde intentó generar el peligro de su equipo. Sin embargo, no fue su mejor día a nivel de acierto. En cualquier caso, el de ayer solo fue el inicio de la etapa de consagración.
Dos años de crecimiento
Muchos nunca entendieron la marcha del de O Porriño a Arabia. Justo en el momento en el que toda Europa se peleaba por él, un contrato de 12 millones por temporada rompió todos los esquemas de los clubes interesados. Una decisión que no sabemos si fue buena o mala. En cualquier caso, lo que es seguro es que no terminó por adaptarse. Ni al país, ni a la cultura ni al club. El mejor argumento, su vuelta a Europa solo dos años después. Su pobre bagaje a nivel de registros demuestran que no ha sido su sitio. Por ello, pese a ganar la Champions Asiática, el jugador gallego ya tenía decidido hacer las maletas para volver a Europa y que mejor escaparate para hacerlo que el Mundial de Clubes.
El tiempo terminará por dar la razón o no, pero lo que es evidente es que llega a un club donde tiene capacidad para seguir creciendo y donde va a estar rodeado de mucho talento. Junto a jugadores como Rodrigo Mora, otra de las perlas lusas o su compatriota Samu, el conjunto portugués está formado por mucho talento. Además, el Oporto se puede convertir en el trampolín idóneo para dar el salto a uno de los grandes de Europa. Como ya ocurrió con otros jugadores en clubes como Benfica o el propio Oporto, expertos en hacer crecer jugadores para venderlos muchos más caros, el caso de Gabri puede ser el siguiente. El mejor ejemplo, el caso de Nico González, vendido en invierno al Manchester City.
 
			