Han tenido que pasar más de dos años desde el debut en LaLiga Hypermotion de Iván Garriel ‘Garri’ para ver su primera titularidad en dicha competición. Se demoró mucho, más de lo debido y más, también, de lo que todo el mundo -también él- esperaba, pero contra el CD Mirandés llegó, al fin, su oportunidad. “Para mí poder estar en este equipo es un sueño, el que tengo desde pequeño y por lo que llevo trabajando desde hace que entré aquí hace diez años”, confesaba después del encuentro a su paso por sala de prensa.
El lateral iscariense no quiso ocultar que tenía un cierto sabor amargo “de hace dos años”, cuando “parecía que estaba ahí” y no participó “mucho”; cuando, después de aquel estreno contra el Elche, en el que tuvo solo un puñado de minutos, Paulo Pezzolano decidió que esto no era para él (ni aun cuando era el lateral izquierdo titular de la selección española en la generación del 2005, la que está disputando actualmmente el Mundial sub-20). “Estoy muy agradecido a Almada por la confianza que me está brindando. Mi ilusión es seguir, triunfar aquí, luchar por el ascenso a Primera, intentar estar aquí el máximo tiempo posible y, por supuesto, disputar el máximo de minutos posibles”, aseveró el canterano. Casi nada…
Garri como lateral-central
Durante la primera parte, Garri actuó como lateral a la vieja usanza y exprimiendo sus características; ese vuelo que le llevó a convertirse en uno de los futbolistas de mayor proyección en el Real Valladolid y que, justamente, le ha hecho ganarse la titularidad por delante de Guille Bueno, después de varias buenas actuaciones que el míster ensalzó en rueda de prensa minutos antes de la comparecencia del zaguero, en las cuales llegó a rozar tanto el gol como la asistencia en varias ocasiones. “Venía trabajando bien, nos estaba dando más proyección y quisimos darle la oportunidad”, precisó el uruguayo.
Preguntado por cómo se encontró sobre el verde, confesó Garri que al principio partió con la premisa de “estar lo más tranquilo posible e ir cogiendo confianza poco a poco” para, como el resto del equipo, “ir creciendo” con el esférico e intentar “estar concentrados en defensa como en otros partidos, sin cometer ningún error”. A ello, el Real Valladolid quiso “manejar mejor el balón que en el partido pasado y circular el juego de un lado a otro”, algo que se cumplió fundamentalmente en la segunda mitad, en la que los blanquivioletas se acercaron más a lo que deben ser.
“Tenemos que seguir en esta línea”
Al final de este periodo jugó de lateral-central, como precisó Guillermo Almada; o mejor dicho, como central-lateral: el equipo cerró con tres, pero él tenía libertad para incorporarse al ataque, igual que Pablo Tomeo en el sector derecho (por el que llegaría el tanto del empate). No le fue ajeno esto, ya que en el Celta Fortuna jugó bastante siguiendo las condiciones propias de ese rol. “Nos vamos con el mal sabor de boca de no haber podido sacar los tres puntos en casa, pero creo que tenemos que seguir en esta línea”, abogó el iscariense.
En opinión de Garriel, al Real Valladolid le faltó “un poquito de precisión en último tercio” para poder hacer más daño al Mirandés, a quien, no obstante, metió “en su propio área” en el tramo final del encuentro. “Tenemos que seguir trabajando todos en la misma dirección. Estoy seguro de que los resultados acabarán llegando”, aseguró, confiado, un canterano que está yendo al alza, que, con el corazón blanquivioleta y el fútbol que atesora, se ha ganado un sitio en el once de Guillermo Almada por pleno derecho. Y que así continúe sucediendo.