La presidenta del San Roque de Peñafiel, interina desde la pasada semana, habla de la problemática que afecta a muchos clubes de la provincia a la hora de poder contar con jugadores
El San Roque de Peñafiel fue una de las grandes revelaciones del II Trofeo Alevín esFútbol, al terminar en la sexta plaza a pesar de ser un equipo que ha jugado este año en Segunda. Fue un bonito adiós a una etapa que, sin embargo, no debe ocultar la problemática a la que se tiene que enfrentar el club, como otros muchos de la provincia: la falta de jugadores.
Gemma de Dios, su presidenta, interina desde su dimisión la pasada semana, pasó este lunes por #HacemosCantera, donde valoró de forma positiva la participación de sus chicos en dicho torneo, “por lo deportivo, por la experiencia” y por esa despedida del fútbol 7, ya que “todos eran alevines de segundo año”.
El ir a competir contra equipos de Primera generó algunas dudas en los peñafielenses al principio, pero “fueron creciendo con el torneo, aunque decayeron un poco en el último partido”. Afrontaron su participación con mucha ilusión y dieron cuenta de que “pueden ser muy competitivos”, después de “muchos años jugando juntos”. Así seguirán la próxima temporada, aunque deberán amoldarse a ser once en el campo, a las nuevas dimensiones y a ser más en el plantel.
Aunque ser muchos siempre cuesta. “Es muy difícil hacer equipos; cada uno tiene dos edades, nunca hay una continuidad de año en año. Todos los años cambian de compañeros, se tienen que conocer y adaptar. Tampoco nos lo pone fácil el que no hay muchos niños en la zona y que estamos a 55 kilómetros de Valladolid. Al revés: a la hora de captar es difícil ser competitivos, porque los buenos se van a Valladolid”, explica Gemma.
Así, por ejemplo, para la próxima campaña cuentan en algún caso con “muchos jugadores para un solo equipo y pocos para dos”. Y en esos supuestos se presenta la disyuntiva sobre qué hacer, “si solo uno y que los niños dejen de jugar o dos y que jueguen todos”. La presidenta no duda: “Nuestra prioridad es que todos los niños jueguen, se lo pasen bien y compitan para ganar, pero sobre todo para divertirse”.
La captación a veces la dificulta también la estricta normativa de inscripción de extranjeros, que obliga a cumplir unos requisitos importantes para la inscripción del jugador, algo que De Dios entiende en el caso de jugadores profesionales, aunque cree que “habría que darle una vuelta”. “El año pasado tuvimos un niño de diez años nacido en España que estuvo viviendo uno en Bulgaria y al volver tuvimos que estar tres meses esperando a que pudiera jugar”, ejemplifica.
Con “mucha ilusión” puesta en el nuevo prebenjamín y esperando que no se repita lo del curso pasado, cuando no poder contar con cinco de esos foráneos impidió que el club pudiera tener un juvenil, Gemma de Dios aguarda que alguien se haga cargo de la entidad, aunque, madre de uno de esos nuevos infantiles, no se separará del fútbol. Su interés, el del San Roque de Peñafiel, es “el que los niños jueguen y adquieran los valores del deporte”.
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