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Guilherme sigue a tono para el Real Valladolid

El portero portugués se ha convertido en la gran estrella del equipo de Almada, sosteniendo a la defensa y garantizando puntos con sus paradas

por Miguel Ruiz
27 de septiembre de 2025
Guilherme

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La irrupción de Guilherme Fernandes en este arranque de temporada ha transformado por completo el discurso competitivo del Real Valladolid. En una categoría donde las diferencias suelen ser mínimas y los errores defensivos se pagan con dureza, el guardameta portugués se ha erigido factor diferencial, en el que su peso en el equipo no solo se mide en paradas, muchas de ellas decisivas, sino también en la seguridad que transmite al resto del equipo.

Con 1,91 metros de altura y unos reflejos notables, Guilherme ha convertido la portería blanquivioleta en un bastión sobre el que Almada ha construido buena parte del optimismo que rodea al proyecto. Su rendimiento ha multiplicado la confianza de una línea defensiva que bebe de su liderazgo y fiabilidad. Los centrales, Tomeo y Torres, juegan más sueltos, con mayor agresividad en los duelos, porque saben que tienen detrás un portero capaz de corregir un error o detener un remate complicado.

Esa confianza se traslada también a los laterales, que pueden proyectarse en ataque sin miedo a dejar espacios a la espalda, ya que la zaga sabe que el guardameta responde en los momentos de máximo riesgo. En los partidos recientes se ha percibido cómo el Real Valladolid, pese a sufrir fases de presión rival, nunca perdió la compostura defensiva, consciente de que Guilherme Fernandes estaba listo para intervenir.

Incluso en la derrota, Guilherme minimiza los daños

El mejor ejemplo de ello llegó incluso en la única derrota del equipo en este arranque de campaña. Pese al tropiezo, el nombre del portugués volvió a figurar entre lo más destacado, con varias intervenciones de mérito que evitaron una goleada. Esa actuación demostró que no depende de los resultados para mantener la concentración ni el nivel de exigencia.

Torres, Guilherme
Torres felicita a Guilherme Fernandes por una de sus intervenciones | Foto: LaLiga

Su presencia competitiva va más allá del marcador: es un futbolista que entiende que su papel consiste en sostener al grupo incluso en las derrotas, reforzando la moral y enviando el mensaje de que, con él bajo palos, el Valladolid siempre tendrá opciones de reaccionar. Desde un plano táctico, Guilherme ha aportado algo más que reflejos: ha sabido controlar el área en balones aéreos, ordenar la defensa en jugadas a balón parado y dar continuidad al juego con envíos precisos.

Su capacidad para atajar centros laterales y despejar con contundencia ha sido clave para neutralizar una de las armas más habituales en la Segunda División. Además, su criterio en la salida con el pie, sin ser exuberante, sí ha permitido que el equipo evite pérdidas innecesarias. De ese modo, no solo evita goles, sino que también contribuye a construir fases de posesión más limpias, convirtiéndose en la primera piedra de las jugadas ofensivas.

Un efecto completo para el Pucela

El impacto psicológico de tener un guardameta en estado de gracia no debe infravalorarse. El vestuario ha interiorizado la sensación de que cuenta con un líder silencioso, alguien que, sin necesidad de gestos grandilocuentes, marca diferencias con hechos.

Esa confianza se refleja en la calma con la que el Valladolid afronta los minutos finales, momentos en los que en temporadas anteriores se sufría más de la cuenta. Hoy, con Guilherme bajo palos, el equipo transmite más seguridad, y esa percepción se traslada también a la grada, que reconoce en el portero a una de las figuras más determinantes de este inicio de campeonato.

Guilherme Valladolid
El arquero, Guilherme, ejecutando una parada ante el Castellón | Foto: Real Valladolid

El trabajo de Almada encuentra así un respaldo fundamental. Su propuesta ofensiva, basada en la presión alta y en la amplitud por bandas, requiere asumir riesgos que dejan a menudo expuesta a la defensa. Para que ese plan funcione, es imprescindible contar con un guardameta capaz de resolver situaciones de desventaja. Guilherme encaja a la perfección en esa exigencia: no solo responde cuando lo exigen las circunstancias, sino que lo hace con regularidad, sin picos de forma bruscos. Esa consistencia es lo que convierte a un portero en referente: la certeza de que, jornada tras jornada, su nivel será alto, sin importar el rival o el contexto.

De cara al futuro inmediato, su figura se percibe como una de las grandes garantías para que el Valladolid mantenga sus aspiraciones de ascenso. Los goles llegarán o no en función de la inspiración de los delanteros, pero la solidez atrás tiene un nombre propio. Guilherme Fernandes es hoy el futbolista que mejor resume la identidad competitiva del equipo. En una liga como esta, el Pucela quiere dar fiabilidad, carácter y ambición, cualidades de las que Guilherme aporta todas y cada una. Su papel va más allá de lo estadístico y Guilherme, sin duda, el cimiento sobre el que se sostiene la confianza colectiva.

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