Desde el momento de su nacimiento, un bebé ya está recibiendo estímulos e información del mundo que le rodea. Con el paso del tiempo y la formación de cierta capacidad de expresión y percepción de lo que ocurre, se va dando paso al desarrollo cognitivo y a la capacidad de adquirir una habilidad. Primero, se van adquiriendo habilidades relacionadas con el juego, la comprensión, el razonamiento, la memoria, el lenguaje, la atención… y posteriormente, con el paso de los años, se pueden implementar de otro tipo.
Si bien leer y dibujar son claves para el desarrollo lingüístico y motor, y además son dos de los primeros aprendizajes en una persona; Stefan Falk, un reputado coach ejecutivo y experto en psicología en el trabajo, explica que hay una habilidad clave que todos los padres deben enseñar a sus hijos cuanto antes debido a sus grandes beneficios.
Tocar un instrumento
El escritor y autor del libro ‘Intrinsic Motivation’, en una entrevista para la NBC estadounidense desarrollaba que si hay una habilidad que un niño debería aprender cuanto antes es la de tocar un instrumento. La recomendación de Falk se basa en la ciencia, la cuál ha revelado que los niños que están en contacto con la música y aprenden a tocar algún instrumento tienen una mayor probabilidad de tener un coeficiente intelectual más alto y un mejor desarrollo del lenguaje.
Stefan Falk, que lleva más de tres décadas trabajando con personas de alto rendimiento en diferentes sectores afirma que “dominar un instrumento musical es la habilidad más poderosa para reconfigurar el cerebro y alcanzar la grandeza“. El experto va más allá y no duda en asegurar que la música garantizará que tu hijo tenga éxito en “casi todo”, y que lo recomendable es que aprendan cuanto antes. Así le costará menos asimilar los conceptos y cogerá la rutina y la práctica desde las instancias más iniciales del crecimiento.
Así afecta a nuestro cerebro aprender a tocar un instrumento
Esta habilidad cambia la estructura de nuestro cerebro y nos hace más inteligentes, ese es el resumen. Pero de tras de eso hay muchas más cosas. Aprender a tocar un instrumento es un estímulo sensacional para el cerebro de los niños lo que les hace funcionar a plena capacidad. Con ello sientan establecen los fundamentos neuronales para dominar prácticamente cualquier aspecto.
A su vez, tiene su parte lúdica ya que no solo es un entrenamiento intensivo a nivel cerebral sino que también sirve de entretenimiento y distracción. Esto provoca cambios estructurales en el cerebro y también modificación de las capacidades mentales. Muchas áreas del cerebro de los músicos poseen un mayor volumen y grosor con respecto a aquellos que no están en contacto directo con los instrumentos musicales. Además, esta habilidad hace que sus cerebros estén mejor conectados.
Tocar un instrumento también se asocia con una mejora de la atención y la memoria, y puede potenciar el rendimiento académico agudizando las habilidades lingüísticas y matemáticas de los más pequeños de la casa.
Finalmente Falk añade: “Los músicos no solo practican, ven el escenario, escuchan las notas y sienten el resultado mucho antes de que suceda. La música es una forma de regular tu mundo interior, modificando tu estado emocional con el sonido, la respiración, el ritmo y tu preparación”.
Afortunadamente, aprender a tocar un instrumento puede ser una habilidad que desarrolles también de adulto y es que, el cerebro gracias a su plasticidad, permite adaptarse a nuevas experiencias, aprendizajes o estímulos tengas la edad que tengas. Aunque te costará más esfuerzo y dedicación, nunca es tarde para lanzarte a por un nuevo reto que además trae consigo multitud de beneficios.
