El nuevo jugador del Real Valladolid ha desechado ofertas más atractivas, sobre el papel, a fin de buscar reencontrarse con su fútbol en el Nuevo José Zorrilla, una vez ha superado una grave lesión

“¿Cómo va a venir aquí Hernán Pérez, si hace cuatro día estaba jugando Champions y tiene a varios ‘primeras’ detrás?”, se preguntaba más de un aficionado del jueves, cuando saltó el rumor. Aunque pudiera sorprender, y aún pueda hacerlo, la respuesta, una vez el paraguayo ha firmado, parece evidente: por obra y gracia de Braulio.
A pesar de la fama de indecisos que tienen los gallegos, el poder de convicción resulta ser una de sus principales virtudes, tal y como demuestra el director deportivo con prácticamente cada refuerzo que firma. A la postre, el rendimiento podrá ser mejor o peor, pero, sobre el papel, ninguno decepciona; tampoco la guinda que ha puesto a su pastel con olor a Primera.
¿Cómo es posible que el extremo guaraní haya podido decantarse por seguir su carrera en el Real Valladolid? Probablemente porque, tal y como reza el dicho, en ocasiones, lo mejor es enemigo de lo bueno.
Allí donde un impulso podría invitar a firmar por otras entidades de superior categoría, caso del Espanyol, que también lo pretendía, una reflexión que a la vez es realidad trae a Hernán Pérez a Valladolid: lo que necesita es jugar. Y, quizá, aquí puede ser menos difícil que allí o en otro lado; con el permiso de Jeffren Suárez.
Seis años después de dar el salto al fútbol europeo, tras destacar sobremanera en el Sudamericano sub 20 de 2009, la otrora rutilante promesa del fútbol paraguayo aún no ha conseguido acabar de asentarse en la élite. Su estreno en el Viejo Continente fue en Segunda, en el filial del Villarreal, de donde saltó al primer equipo y, aparentemente, al más alto nivel competitivo.
Sin embargo, este paso adelante fue en falso, ya que coincidió con la caída a los infiernos del submarino amarillo y no logró ser protagonista principal en el resurgir del ave fénix –en parte, debido a unos problemas de cadera que lastraron su rendimiento–. El ansia de crecimiento le llevó a Grecia, donde rindió sin grandes alardes, y lo que es peor, sufrió una grave lesión que le ha tenido durante meses parado.
La rotura del ligamento cruzado anterior que sufrió en su rodilla derecha mientras militaba en Olympiakos fue uno de los condicionantes que impidieron su fichaje por el club del Pireo y que, de nuevo, han impedido su explosión definitiva. El Villarreal sería otra vez su casa, y entre la alta competitividad y que no se recuperó hasta noviembre, no tuvo hueco.
Llega sin competir desde abril, circunstancia que recuerda al fichaje de Jeffren, y buscando que el paso atrás preceda a dos hacia adelante. Lo hará si su rendimiento suma al colectivo y este se impone en la lucha por el ascenso. Si este se da, Valladolid se podrá convertir en la plaza de su definitiva confirmación en Europa.
Lo bueno que Hernán Pérez y el Valladolid se pueden dar

Que un jugador pase en apenas de unos meses de ser titular en una eliminatoria de Champions a firmar por un club que milita en la Segunda División puede parecer a simple vista difícil de entender, pero se encuadra en un contexto de una imperiosa necesidad de minutos. Incluso se podría decir que es una decisión madurada y madura.
Con ella, Hernán Pérez demuestra ser paciente y sabedor de lo que le puede ofrecer el Pucela, que es precisamente lo que él quiere, tener minutos. Una vez su puesta apunto sea la idónea y los tenga, lo que él puede dar es, principalmente, velocidad y verticalidad por el lado derecho.
Es un extremo eléctrico, de los que apuran la línea de fondo, que dará un plus de competitividad que parece haberse perdido, al menos en ese costado diestro, en el solo Jeffren actuaba con una naturalidad real.
Teniendo en cuenta que rivales como Las Palmas o Betis se han reforzado y que la pugna por los puestos de ascenso directo se prevé feroz, es importante ese plus y el hecho de sumar un efectivo a la rotación. Como Túlio de Melo, dadas sus características, es otro elemento más a tener en cuenta como desatascador de partidos.
Como decíamos, quizá uno pueda pensar que aparentemente no es esta la mejor opción para el jugador. Aunque, como hemos analizado, puede que sí lo sea. Pero, de no ser así, no hay que alarmarse; a veces lo mejor es enemigo de lo bueno. Y esto último es lo que Hernán Pérez necesita actualmente; un lugar donde poder reencontrarse con su fútbol. Para la élite ya habrá tiempo.
