La plantilla del Sevilla es la segunda más joven de Primera, solo superada por la del Villarreal. No obstante, no solo se ha reforzado con promesas, sino también con jugadores con pedigrí como Carriço, Pareja o Gameiro.

Catorce jugadores han llegado al Sevilla Fútbol Club en el pasado mercado estival, el máximo que pueden vestir la camiseta de un equipo en partido oficial. Un once titular con sus tres cambios. Y si no, vean cómo jugamos a ser Emery:
Javi Varas en la meta. Diogo, Carriço, Pareja y Cheryshev como línea defensiva. Mbia y Iborra en el doble pivote. Jairo, Marko Marin y Vitolo formando línea de fantasía en tres cuartos. Kevin Gameiro, punta de lanza. Y Cristóforo, Rusescu y Bacca como hombres de refresco.
Tal y como hemos publicado días atrás en este portal, la entidad hispalense ha realizado una apuesta clara y decidida por varios valores de futuro, incluidos en la lista anterior. La pieza referenciada hace mención a Jairo Samperio, a Vitolo y al colombiano Carlos Bacca, pero perfectamente podría haberlo hecho al ruso Denis Cheryshev, al portugués Diogo Figueiras, al charrúa Sebastián Cristóforo o al rumano Raul Rusescu, tres jugadores llegados de ligas menores a los que, como a los anteriores, se les intuye gran potencial.
De entre estos siete, los dos delanteros son los fichajes de mayor edad. Carlos Bacca acaba de soplar veintisiete velas y Rusescu contó veinticinco en su tarta de julio. Diogo Figueiras y Cheryshev tienen veintidós años, Cristóforo acaba de cumplir los veinte, como Jairo, y en el carnet de Vitolo dice que nació hace veintitrés años. Si a ello se le suma la presencia en plantilla de Alberto Moreno y Bryan Rabello, la media de edad del equipo desciende hasta los 25’4 años, solo superada en juventud por el Villarreal (25’3).
De los veintiséis jugadores con las que cuenta Unai Emery (veinticinco con ficha del primer equipo y Alberto Moreno con licencia del filial), solo cuatro están ocupadas por hombres que superan la treintena; a saber: los guardametas Beto y Javi Varas, el lateral izquierdo Fernando Navarro y José Antonio Reyes. Nico Pareja y Piotr Trochowski, mientras tanto, la alcanzarán durante el curso, ya en 2014.
Podría decirse, por tanto, que Híspalis no es lugar para viejos; a lo sumo, para consolidados. Porque el Sevilla no solo se ha reforzado con jóvenes valores, sino que también se ha hecho con otros que ya saben lo que es competir al máximo nivel en las principales ligas europeas.

Nueva columna vertebral
Si uno echa un vistazo a las estadísticas del curso pasado, verá que la columna vertebral del Sevilla estuvo formada por Andrés Palop, Fernando Navarro, Gary Medel, Jesús Navas, Ivan Rakitic, Geoffrey Kondogbia y Álvaro Negredo. De esos siete jugadores, solo Fernando Navarro y Rakitic continúan esta campaña. Y de ellos dos, solo el croata se puede considerar insustituible en el ideario de Unai Emery.
El técnico vasco tendrá que tirar, por tanto, de nuevos personajes o de otros que en la temporada anterior no fueron más que secundarios para vertebrar el equipo y que este llegue a buen puerto en sus objetivos. Y es ahí donde entran los jugadores experimentados, en casa y fuera.
Beto, que se hizo con un puesto en el once titular a su llegada en el pasado mercado invernal, cuando Diego López voló a la capital, ha visto cómo su rival por la puerta ha cambiado, pero no su situación, pues Javi Varas ha sido incapaz de arrebatarle el puesto; no tanto por demérito del sevillano como por el alto nivel mostrado por el luso.
En el centro de la zaga, donde Fernando Navarro jugó buena parte de sus encuentros el año pasado, todavía no se ha podido ver a Daniel Carriço, aunque previsiblemente, cuando esté en condiciones de jugar, se convertirá en la pareja de baile de Nico Pareja.
El uno en Portugal e Inglaterra y el otro en España y Rusia han dado buena cuenta de su calidad, a pesar de haberse visto alejados en los últimos tiempos del foco mediático. Sin embargo, por ellos debe pasar -y probablemente pase- la mejora en defensa del cuadro sevillista, ampliamente goleado en los últimos tiempos.
Kondogbia y Medel ya no están, de manera que la labor de destruir y construir ha de recaer sobre otros. Si bien no tiene la misma llegada al área rival que el francés, parece claro que Vicente Iborra será quien cubra su rol, por norma. No obstante, como a Rakitic se le va a ver mucho este curso en el doble pivote, no es descartable que sea otro recién llegado, también francés, quien acompañe al croata, Stephane Mbia.
Vendría Emery, así, a colocar como escudero de un fantasista a un hombre que es puro músculo; a un fajador de la media y la recuperación. Modificaría de este modo la forma de ser de su centro del campo, de manera casi obligada; una, porque no tiene a otro puro Kondogbia y otra porque la ‘lógica defensiva’ indica que de entre Iborra, Rakitic y Marko Marin sobra uno. Y este último, también, parece clave.
En ocasiones, el alemán podría partir en banda, de manera que no sería necesario prescindir del exlevantinista. O al menos eso indica esa moda tan española de colocar al diez cercano a la línea de cal, reduciendo su visión de 360º a la mitad. Sea como fuere, en la mediapunta o en un costado, con o sin Iborra en el campo, parece lógico pensar que por las botas de los dos pasará parte del éxito del Sevilla.
Y delante, Gameiro. Pese a Rusescu y, sobre todo, pese a Bacca. Porque igual que Pareja, Carriço y Marko Marin cuentan con experiencia en la élite, a nivel club y selección, el punta galo ha mostrado ya probada solvencia a la hora de embocar en Francia, en una competición que -como la portuguesa, donde Carriço fue capitán general-, aun estando en un segundo escalafón, da caché.
Vaya, que juventud sí, pero. Ciertamente, sin Kondogbia, Navas y Negredo la entidad hispalense ha perdido tres importantes diferenciales que no encuentran parangón en los recién llegados. Hoy. Quizá mañana sí. Al menos esa ha sido la apuesta de Monchi; cambiar a las estrellas contrastadas por hombres consolidados en la segunda fila y con una capacidad de crecimiento que no sería de extrañar que se pasase de ser latente a patente con el paso de las jornadas.

