Daniele Verde adelantó su posición a partir de la decisión del mítico jugador romanista. Talentoso y precoz, ha ido en crecimiento en las últimas temporadas

Cuenta la leyenda, repetida hasta la saciedad en portales de Italia, que cuando la Juventus se enteró de que Daniele Verde recalaría en la AS Roma echó a su ojeador en Campania, región en la que está Nápoles, de donde es oriundo el nuevo jugador del Real Valladolid. Sea verdad o mentira, habla el rumor del talento de aquel juvenil, que llega a Zorrilla en otra cesión, quizá definitiva.
Probablemente el escándalo fuera mayor al verlo debutar años más tarde en la Serie A, más todavía después de las dos asistencias que dio en su primera titularidad ante el Cagliari. Por aquel entonces ya se desenvolvía de manera definitiva como extremo.
Allí donde le ‘invitó’ a jugar Vincenzo Montella. El mítico delantero romanista vio las aptitudes de aquel zurdo que actuaba como lateral y decidió situarlo más adelante. La respuesta, cuentan aquellas crónicas, fue casi inmediata: empezó a tener incidencia sobre la portería rival a través de goles y asistencias.
Aquella decisión no fue baladí; el resultado fue bueno y estuvo forjado en la rapidez con la que desenvolvía en tres cuartos de campo y en el talento con el que lo hacía. Las buenas actuaciones con el equipo Primavera dieron la razón a ‘L’Aeroplanino’ y comenzó a quemar etapas, a destacar y a ir a la selección en categorías inferiores. Fue cuestión de tiempo que desde más arriba se fijaran en él y debutara como profesional. Gracias a la Copa de África y a la presencia en esta de los giallorossi Gervinho y Doumbia, un diecisiete de enero de 2015 le dio la alternativa.
Rudi García destacó en su debut su velocidad y su técnica, así como su capacidad para ser profundo y su sacrificio en pos del equipo, lo que le hizo aventurarse a decir que “por eso hará carrera”. Aunque no brilló, tuvo cierta continuidad, hasta el punto de disfrutar de su primera titularidad ante el Cagliari. Y respondió con nota, con dos asistencias. Para entonces resultaba casi imposible no caer en comparaciones: Antonio Cassano, Lorenzo Insigne, Juan Iturbe… Hubo hasta quien se atrevió a situarlo a la altura de Totti, siquiera como lugarteniente.
Autor de catorce goles con el juvenil (dos de ellos en la Youth League), con diecinueve años recién cumplidos, pareció preparado para retos mayores, pero la cesión al Frosinone (Serie A) en la primera mitad del campeonato no salió muy bien y encadenó otra con el Pescara (Serie B), no muy provechosa, tampoco. Los poco más de quinientos minutos con los que acabó la temporada no fueron suficientes (pese a sus tres goles).
Mejor suerte correría el curso siguiente en el Avellino (Serie B), donde se erigiría un pilar fundamental con ocho goles y cinco asistencias en 33 partidos. Ahora ya sí, el mastín napoletano estaba preparado para el gran reto del Calcio. El Hellas Verona fue su equipo la pasada campaña, y él, de lo poco salvable pese al descenso: vio puerta en cuatro ocasiones y repartió cinco pases de gol en un equipo sin grandes estrellas y abocado al consumado descenso.
Como curiosidad: en invierno se habló de que podía volver al barrio, a Fuorigrotta, donde se encuentra el Stadio San Paoli, casa del Napoli y la suya. El movimiento no fraguó, como tampoco su llegada a España: Montella y el Sevilla intentaron convencerlo para que se enrolara en el Sevilla Atlético, pero él mismo rechazó aquella opción, pues no quería jugar en la Segunda División.
Por todo el frente ofensivo
Desde su adaptación a la línea de tres cuartos, ‘Il mastino napoletano’ ha mutado en eso, en un ‘trequartista’ total, que puede actuar por las bandas o por dentro indistintamente. Aunque buena parte de su trayectoria la ha desarrollado a pie cambiado, por la derecha, desde donde se viene hacia adentro para participar del juego coral, en el Hellas Verona era habitual verle en su perfil natural cuando coincidía con Moise Kean, joven talento que pertenece a la Juventus y que a finales de 2016 se convirtió en el primer jugador nacido en el 2000 que jugaba en la Serie A.
En esas ocasiones, actúa más próximo a la cal que por el otro lado, aunque es siempre profundo, como cuando actúa por dentro. Su tren inferior, bajo y ancho (mide menos de 1’70), engaña; siendo veloz, no es un velocista, destaca más por sus acciones técnicas. Según explica Mario Gago, especialista en fútbol italiano en Onda Cero, “tiene desborde y habilidad en el uno contra uno“, es proactivo dentro del juego y un “agitador de defensas”.
Aunque en la zancada puede recordar a Sisi, “tiene menos garra”, si bien, por contra, “es más técnico”, característica que demuestra en el pase y en la acción individual. En el pasado ha participado en acciones a balón parado, gracias a su capacidad centradora. En el pasado ha firmado buenos números como goleador, estos provienen más de su producción alta que de que sea un definidor nato. Eso sí, en el uno contra uno, no falla.
O por lo menos intentará no hacerlo, en general, en esta nueva etapa que se le abre en España. Si como dice Gago hasta ahora ha demostrado siempre “desparpajo” y se ha mostrado “siempre en crecimiento”, para hacer buenas las palabras de Rudi García debe continuar por el camino que tanto él como Montella le marcaron. Si lo hace, el futuro, efectivamente, será suyo. En el Real Valladolid.
