De los seis choques que hasta el momento ha disputado el Real Valladolid en el Nuevo José Zorrilla, cinco han comenzado por debajo en el marcador. No obstante, los blanquivioletas han logrado sacar partido en cuatro y sumar al menos un punto.
“Jugamos en casa y debemos hacer de ella un fortín”. Cada quince días, en la rueda de prensa previa a los partidos que el Real Valladolid juega en Zorrilla, Miroslav Djukic repite la misma frase. Además, va unida a la que parece ser su favorita: “El juego del equipo se basa en defender, la defensa es el pilar fundamental”.
Y es que Djukic quiere blindar Zorrilla, donde su equipo no puede permitir que se escapen más puntos del feudo blanquivioleta, especialmente ante rivales directos. Para ello, lo más importante es empezar con buen pie, porque ya dice el refrán, “quien da primero, da dos veces”, justo lo contrario a lo que le está sucediendo al Real Valladolid en los partidos en casa; he ahí las estadísticas que lo demuestran.
Teniendo en cuenta exclusivamente la competición liguera y dejando a un lado el partido ante el Levante, que se saldó con un placentero dos a cero para los blanquivioletas, en el resto de encuentros el equipo se tuvo que poner el mono de trabajo para remontar. En la mayoría de ocasiones surtió efecto, pero en una, ante el Betis y con ese error tardío desafortunado de Jaime en los minutos finales, de nada sirvió la lucha y entrega de los soldados de Miroslav.
Espanyol, Real Sociedad y Valencia tienen algo en común con respecto a sus enfrentamientos en el templo blanquivioleta: los tres consiguieron sumar un punto en Zorrilla y, curiosamente, de la misma forma. Catalanes, vascos y valencianos se adelantaron en el marcador, dando un golpe primero en la mesa, y fue el Real Valladolid quien debió remar a contracorriente para contentar al almirante y a la parroquia local y sumar al menos un punto con dos teóricos rivales directos por la lucha por la permanencia.
Bien es cierto que el mal podía haber sido mucho mayor en los tres casos, y que puntito a puntito el casillero va aumentando cuan despensa de hormiga en el buen tiempo ante la llegada del invierno. Un invierno que no tardará demasiado en llegar, puesto que en menos de un mes, el Real Valladolid rendirá visita al Sevilla y recibirá a Real Madrid y Fútbol Club Barcelona.
En contraposición a los choques frente al Betis, Espanyol, Real Sociedad y Valencia, de los cuales se sumaron tres puntos de doce posibles, está el del Rayo Vallecano, un equipo que se presentaba en Zorrilla con una apuesta en firme por la defensa de tres y un Jémez que quería ganar la partida de una vez por todas a Djukic, después de las tiranteces existidas la pasada campaña en Segunda, sobre todo en el play-off. Y parecía que todo iba a ser así, pero, volviendo a tirar de refranero popular, las cosas no son como empiezan, sino como terminan.
El gol tempranero del ‘Chori’ Domínguez no fue más que un espejismo, un intento de puñetazo encima de la mesa que terminó en el aire; algo que se quedó en nada cuando Alberto Bueno y Manucho se echaron el equipo a la espalda y lograron remontar. Y tanto que lo lograron. Ese día se firmó el segundo mejor resultado de la historia del Real Valladolid. Un partido, un 6-1, que difícilmente tardarán en olvidar todos aquellos que estuvieron presentes en el estadio ese domingo.
Esa vez, el inicio a contracorriente llegó a buen puerto y las consecuencias fueron más que positivas, pero para hacer de Zorrilla un fortín tal y como reza Djukic todos los jueves en la sala de prensa, el equipo debe salir y remar con las aguas a favor desde el segundo cero, porque recuerden, quien da primero, da dos veces. Y este próximo sábado, ante el Granada, tienen la oportunidad de demostrarlo.