Instagram lo ha deja bien claro, y es que si no pagas, seguirá teniendo vía libre para usar tus datos personales con fines publicitarios, anuncio que muchos de sus usuarios nos hemos encontrado al abrir la app estos días. Se trata de esa ventana emergente (y que es imposible de esquivar) que te pide que decidas entre dos opciones, las cuales son o pagar 7,99 euros al mes por usar Instagram sin anuncios o aceptar que tus datos se usen para mostrarte publicidad personalizada; y vas a tener que escoge sí o sí, ya que si no lo haces no habrá Instagram para ti.
Lo que parece una simple casilla de consentimiento se convierte en una especie de ultimátum por parte de Instagram, app que es propiedad de Meta, y en la que nos plantea solo dos salidas, que son o cede tu información personal para alimentar su modelo de negocio, o pagar por evitarlo. Pero, malas noticias, ya que incluso quienes optan por pagar, no escapan del todo, ya que si bien la publicidad que escoge Meta desaparecerá, seguirás viendo la que se cuela a través de cuentas de influencers o marcas.
Los problemas con los que nos estamos encontrando los usuarios de esta red social
Instagram lleva meses preparando esta estrategia, y lo que antes era un consentimiento discreto, ahora se ha transformado en una condición obligatoria para seguir usando la plataforma. Si eliges la opción gratuita, Instagram tratará tus datos con fines publicitarios, mientras que si decides no aceptar, solo te queda la suscripción de pago.
Este modelo ha sido diseñado para sortear la legislación europea de protección de datos, ofreciendo una alternativa “de pago” que justifique el uso comercial de tu información. Instagram asegura que más adelante podrás ver anuncios “menos personalizados”, pero en ese caso también te impondrán pausas publicitarias que interrumpen el uso normal de la aplicación, tal y como pasa en Youtube desde hace años, que tienes que esperar varios segundos antes de poder continuar.
A pesar de que estemos “decidiendo”, es muy obvio que dicha “decisión” no es precisamente libre, ya que Instagram ha diseñado todo esto de tal forma que, el usuario, se canse de tantos anuncios e interrupciones y acabe aceptando las condiciones que te imponen sin cuestionar ni investigar nada. Esto es algo de lo que ya avisa Meta con estas palabras: “Algunos datos son opcionales, pero si no los proporcionas, la calidad de tu experiencia puede verse afectada”.
Elijas lo que elijas, en Instagram no tienes derecho a la privacidad de tus datos
Para los usuarios que desean revisar su configuración, Instagram ofrece un acceso que, la verdad, es bastante lioso incluso para los más familiarizados con esta app, ya que hay que ir a ‘Configuración y actividad’, luego a ‘Configuración de anuncios’ y desde allí entrar en ‘Experiencia publicitaria’. Allí puedes decidir si das tu consentimiento para el uso de datos o si prefieres no hacerlo, con la ya mencionada penalización de pausas o contenidos que no son para nada relevantes para nosotros.
En la sección ‘Preferencias de anuncios’, también es posible cambiar tu elección y pasar a la modalidad de suscripción, aunque si nos vamos al apartado de ‘Información de socios publicitarios’, donde se supone que puedes limitar el uso de datos externos, Instagram ya te avisa de que puede seguir empleándolos de forma anonima para mejorar sus productos. Básicamente, lo que nos viene a decir es que elijas lo que elijas, Instagram seguirá aprovechando parte de tu información.
Si has llegado hasta aquí y has leído los pros y los contras de ambas opciones a elegir, puede que te encuentres con que ninguna de las dos te convence, por lo que no sepas qué hacer y no quieras aceptar ninguna de ellas. Pues malas noticias para ti (y para todos nosotros), ya que lo único que puedes hacer en este punto es cerrar tu cuenta en esta red social.
Y es que Instagram ha convertido la privacidad en un lujo, algo que solo está al alcance de quienes tengan dinero y estén dispuestos a pagarlo, lo cual hace que el resto de nosotros, es decir, la gran mayoría, seguiremos alimentando con nuestros datos un sistema que ya ha demostrado sobradamente que prioriza el beneficio sobre la transparencia.
 
			