El cancerbero blanquivioleta se enfrentará a su ex equipo por primera vez desde que abandonó la entidad ilicitana, con la que disputó el play-off ante el Valladolid.
Para los aficionados pucelanos el doce de junio de 2011 quedó grabado en sus retinas. Elche y Valladolid afrontaban en el Martínez Valero un encuentro clave para lograr el ascenso. El Pucela partía con la ventaja de un gol a favor, convertida en dos tantos tras abrir el marcador en terreno ilicitano. La balanza parecía decantarse a favor de los, por aquel entonces, pupilos de Abel Resino. Sin embargo, y esto en el fútbol es muy manido, la competición no siempre acaba como empieza.
El envite llegó a su fin en el minuto 60, cuando los franjiverdes anotaron el tercer tanto con el que se hicieron con la victoria y el pase a la siguiente ronda. Uno de los héroes del Elche desde mitad de campaña fue el guardameta Jaime, que pasó a ocupar la meta tras la salida de Willy Caballero. “Siempre estuvo tapado por el portero argentino, los pocos encuentros que pudo disputar como titular no destacó como posteriormente lo hizo con la salida de Caballero”, cuenta José Antonio Marco, aficionado ilicitano.
Jaime cogía un testigo que su antecesor había dejado muy alto. “Tenía una misión muy difícil, y era hacer olvidar al arquero argentino. No había mucha confianza en Jaime y no era por su potencial sino por el gran vacío que dejaba Willy. Casi todo Elche no creía que el español fuera a cubrir ese agujero”. No obstante, el cancerbero, se lució y llegó al nivel de su ex compañero. “Hizo grandes partidos con paradas de enorme calidad, con tan solo dos encuentros se ganó el corazón de todos los franjiverdes”.
Pero no fue oro todo lo reluciente, y las acciones antideportivas que el guardameta llevó a cabo mosquearon bastante a la afición pucelana. Su media hora de teatro y anti-fútbol habría crispado los nervios de cualquier futbolero. Los seguidores pucelanos embravecían con su picardía “mientras lo veía en un bar, le descalifiqué todo lo que pude, pero a la vez pensaba para mí: ¡qué listo es este tío!”, cuenta Jesús Antonio Zalama.
Fingir con el objetivo de perder tiempo es algo habitual en el ámbito futbolístico. “Si el mejor equipo del mundo lo hace, cómo no lo va a hacer uno de inferior categoría” dice Rubén Ricarte, hincha ilicitano, no sin después reconocer que aun así “no es lo correcto”.
Y no solo en este partido el guardameta enamoró con sus manos providenciales. También lo hizo ante el Granada, equipo que hizo añicos el sueño del ascenso ilicitano. Tras el play-off no se llegó a un acuerdo en las negociaciones entre Club y jugador y el valdepeñero se vio obligado a cambiar de aires. La salida del Martínez Valero fue dura para la afición ilicitana. “Triste que un portero como él, al que le había costado ganarse el cariño de su público, se fuera a otro equipo de segunda”, relata José Antonio. Y no solo para la hinchada, sino también para el futbolista, que reconoce que allí “vivió unos últimos meses muy intensos” y asegura que su mayor recuerdo son “los dos penaltis detenidos en Granada, además del recibimiento que ofreció la afición franjiverde en el último partido”.
Sin embargo, en Valladolid y pese a los sucesos que marcaron el encuentro de vuelta en Elche donde fue considerado villano, Jaime fue bien recibido por su coraje y seguridad. ‘Me sorprendió dado que había sido un jugador importante en Elche y casi asciende’ subraya Leandro Sánchez. Jesús Antonio Zalama confiesa que “ha sido un fichaje muy acertado, alguien de confianza’.
El ocho de julio fue presentado en el José Zorrilla como nuevo miembro de la plantilla. Entonces, el propio jugador declaró que las negociaciones con el Real Valladolid se habían iniciado antes del play-off, pero que por respeto a los dos equipos decidió detenerlas mientras éstos estaban en juego.
Después de apenas cinco encuentros, el cancerbero se ha hecho ya con una mejor imagen entre la afición vallisoletana. Ha hecho olvidar las palabras peyorativas que algún seguidor pensó del jugador y ha cambiado su imagen en las mentes blanquivioletas. Ejemplo de ello es la definición que ofrece del portero Nacho Sánchez señalando que ‘es un jugador seguro, comunicativo con la defensa, con capacidad de mando y agilidad. Va bien por alto pero debe mejorar en el juego con los pies”.
Pese a ser discutido en algunos momentos, ha logrado hacer coincidir en su definición a su anterior afición y la actual. “Es un gran portero, pieza clave en la columna vertebral del Elche el pasado año, donde hizo una gran temporada que quedó refrendada en el partido contra el Granada. En Elche se tiene un buen recuerdo de él, sobre todo de su seguridad y de sus buenos reflejos”, señala un aficionado ilicitano.
En contraposición, también ha hecho que ‘el otro fútbol’ ya haya estado presente en las filas blanquivioletas. Ante el Celta, cuando el conjunto de Djukic se colocó por delante en el marcador y, tras la expulsión de Rubio, el portero intentó como pudo abortar ocasiones de gol. Sin embargo, no fueron sus intervenciones las que recordaron al partido de vuelta de play-off sino cuando se tiró al suelo para solicitar asistencia médica.
Pese a que el jugador declaró que no fingió, que simplemente no quiso arriesgarse a una posible rotura muscular, hay seguidores pucelanos que así no lo creen “fue totalmente teatro y su actuación en el play off lo demuestra”, afirma José Antonio Zalama. Habiendo desconfiados existen aficionados que le apoyan, como Leandro Sánchez: “parece que no fue teatro, pero perdió más tiempo del necesario y el equipo acabó pagándolo”.
No obstante, demostrar confianza en el guardameta es clave. Su nueva etapa está afianzada en el Real Valladolid donde no cabe mirar atrás en el pasado. “No tiremos piedras sobre nuestro propio tejado. Dejemos de dar promoción a cosas así que lo único que hacen es condicionar a los árbitros y a la afición rival desde el minuto cero”, precisa Leandro.
La afición pucelana no puede negarlo. Jaime está siendo hasta ahora unos de los mejores fichajes que han llegado a la entidad blanquivioleta este verano. Además, no solo es muy activo en su faceta de futbolista sino también desde la perspectiva personal, ya que está estudiando Empresariales. Lo hace porque “nunca sabes cómo va a venir el futuro ni si vas a durar mucho en esto del fútbol, por lo que hay que estar preparado para todo”.
Como él mismo asevera, hay que estar prevenido para lo que venga. Lo más cercano, la próxima cita liguera frente a sus ex compañeros, el domingo a las doce de la mañana y con las cámaras de Canal + como testigos del encuentro.