El muleño Cayetano Fernández ha confirmado su fichaje por el Real Valladolid Promesas, después de estar dos semanas a prueba.

En el inicio de la temporada pasada, Rubén Díaz, poco tiempo después de aterrizar en Valladolid procedente del Juvenil División de Honor del Real Betis Balompié, se mostró como un goleador implacable. Sin brillar en demasía, y quizá sin dejar para el recuerdo jugadas exuberantes, pero el andaluz dio señales de ser un jugador en el que poder contar, como Djukic había hecho en la concentración de Mondariz. Pero, conforme pasaron las jornadas, se fue diluyendo y la sensación que quedó flotando en el ambiente es que, si acumuló quince tantos, fue porque marcó cuatro al Numancia B.
Que apenas se le viera, no obstante, no se convirtió en problema, gracias a que Quique, de largo el mejor jugador de la categoría, a la chita callando se fue haciendo con un hueco en el once a base de compromiso, buen fútbol y goles; diecinueve, para ser exactos. Fue en estas condiciones en las que se ganó la oportunidad de redimirse con el primer equipo; y en ello está.
Sin ser un ‘nueve’ puro, se destapó con una influencia tal que bien podría serlo. Pero, una vez ha dado el salto, definitivo -para lo bueno y lo malo-, el Promesas anda necesitado de otro jugador que pueda actuar como punta de lanza y espolear a un Rubén Díaz, cuanto menos, irregular. O andaba, mejor dicho, pues después de probar al hispano-brasileño Allyson, del TSK Roces, y al murciano Cayetano Fernández, ha decidido quedarse con este en propiedad.
‘Bam Bam’ Cayetano, como se le conoce en el fútbol modesto de su región, fue el máximo goleador de la Preferente Autonómica la pasada campaña, gracias a 33 tantos que sirvieron para que su equipo, el Muleño, que es a su vez su ciudad de origen -igual que los hermanos León-, ascendiera a una Tercera División que, sin embargo, él conocerá en Valladolid.
Fan de Cristiano Ronaldo -cualquiera diría, viendo el fondo de su cuenta personal en Twitter, que es uno de sus muchos imitadores-, incluso quienes lo conocen afirman que la imagen que proyecta es semejante. Hablando en plata: parece un tipo chulo y socarrón; pero nada más lejos, es, más bien humilde y familiar.
Por esta condición, destacan varios de sus allegados, necesitará cariño, toda vez que es la primera vez que sale de casa (hasta ahora había jugado en clubes modestos como el Ranero, la Nueva Vanguardia, el citado Muleño, además de en el Juvenil División de Honor del Real Murcia), así como motivación, algo en lo que Javier Torres Gómez es experto y que, de lograr, puede llevarle a explotar su (buen) fútbol.
Si bien se desenvuelve mejor como punta de lanza, en el partido disputado ante el Real Madrid C su nuevo técnico lo colocó en banda izquierda, pese a ser diestro. A pie cambiado, vaya. Como su ídolo. El cambio de posición, reconoce, no le importa, ya que, del centro del campo en adelante, puede jugar “en donde sea”.
Autodefinido como “rápido, potente y habilidoso”, pegado a la línea de cal, provocó el penalti que convirtió Rubén Díaz para volver a adelantar al Promesas ante el segundo filial del Real Madrid (el equipo de su infancia) con una jugada brillante, en la que dio buena cuenta de sus capacidades.
En el fútbol muleño se le conoce como un futbolista con mucho gol, con capacidad de disparo con ambas piernas y poderío por alto, gracias a su gran envergadura, además de por poseer un cambio de ritmo y un dribbling desequilibrantes. Su hándicap, no obstante, es el trabajo defensivo, en el que Javi Torres Gómez hace mucho hincapié y deberá mejorar.
Si lo hace, y de verdad muestra las condiciones que trae como cartel de presentación, a sus veinte años, podrá destaparse como uno de los jugadores de la temporada en el Real Valladolid Promesas, un equipo al que sus más allegados han empezado ya a seguir en la distancia a través de redes sociales… y al que piensan ya en ver en directo, en Los Anexos.
Note más o menos el salto de categoría y el cambio radical de vida, de una zona cálida como la Región de Murcia a otra más fría, de la vida familiar a la independiente y del fútbol modesto a las puertas de la profesionalidad, una cosa es clara: si vuelve a golpear, el apodo de ‘Bam Bam’ seguirá siendo suyo y esa fama de goleador se traspasará, como mínimo, a los campos de la Tercera División de Castilla y León.
