Juan David Bonilla, conocido en Los Anexos por las iniciales de su nombre y por su apellido, ha dejado de ser jugador del Real Valladolid. Así lo ha confirmado este viernes la entidad blanquivioleta, que, de esta manera, ha dado carpetazo a un jugador que en ningún momento se llegó a adaptar al fútbol español. Ciertamente, su estancia fue de solamente una temporada, la anterior, pero nunca dio visos de que ese encaje fuera por buen camino, dejando un rendimiento más bien escaso en el tiempo que militó en las categorías inferiores de Pucela.
El delantero colombiano arribó el verano pasado, además, para hacer la pretemporada con el primer equipo a las órdenes de Paulo Pezzolano. El ariete provenía de Envigado y había sido convocado en alguna ocasión por las selecciones inferiores de su país, aunque de las condiciones que le permitieron tener ese estatus solo se vio un físico imponente, pero al que no le acompañaron otras cosas. Para empezar, la fortuna, puesto que en verano estuvo lesionado, lo que impidió verle en demasiadas sesiones con el equipo. Así, no debutaría en partido oficial hasta diciembre.
El destino de Bonilla, en Medellín
A falta de confirmación oficial, según reportan diferentes periodistas de su país, el destino de JD Bonilla podría estar en Deportivo Independiente Medellín, comúnmente conocido en Colombia como DIM, conjunto que milita en la máxima categoría de Colombia (si bien habría que concretar si va al primer plantel o, tal y como cabría imaginarse, a su estructura de inferiores). No en vano, los reportes sobre él son buenos, con el recuerdo del potencial que parecía adivinársele antes de que diera el salto al fútbol español durante el verano de 2024.
Bonilla deja atrás una temporada, como poco, muy gris, en el que disputó un único partido con el Real Valladolid Promesas, equipo en el que teoría iba a competir, y solamente siete en el División de Honor, en el que marcó dos goles, para un total de 381 minutos oficiales. Para el infausto recuerdo queda su último partido, ante el Real Madrid, en el que, lejos de tratar de demostrar aquel fútbol que en teoría lleva dentro, se mostró estático y apático, cuando no pasota, antes de ser sustituido al descanso por un Sisi al que se le podía ver visiblemente molesto y que lo retiró al descanso del campo.