Joan García ya es a todos los efectos jugador del FC Barcelona. Una realidad que hace unos meses hubiera sido una auténtica utopía. El portero de 24 años, que presumía de sentimiento perico y ‘espanyolismo’ e incluso llegó a besarse el escudo al lograr la permanencia frente a Las Palmas en el último encuentro de LaLiga, ahora es culé. Las vueltas que da la vida. Ya fuera por un cambio de aires, un mejor proyecto deportivo o simplemente por el aspecto económico, Joan decidió dejar el Espanyol, la que había sido su casa desde los 15 años, para irse al máximo rival de la ciudad y el archienemigo de los de Cornellá, el Barcelona. Un movimiento que ha decepcionado y enfurecido a la afición perica, que ahora ve como un “traidor” al que hasta hace unas semanas había sido su “héroe”. Cosas del fútbol. Pero Joan no ha sido el único jugador en la historia al que se le ha tildado de esta manera. A lo largo de la historia del fútbol han habido muchas traiciones muy recordadas. Estas son algunas de ellas.
Luis Figo
Si cualquier aficionado al fútbol piensa en “traición” le viene a la cabeza el nombre de Luis Figo. Hay que remontarse al año 2000 cuando Florentino Pérez se presentó a las elecciones presidenciales del Real Madrid. Florentino prometió a los socios merengues que su llegada a la presidencia iría de la mano de un gran fichaje: Luis Figo. Si no cumplía su trato y no fichaba al portugués, Florentino prometió compensarlo pagando el abono del año a todos los socios.
Figo, una de las estrellas de aquel Barça, que llevaba cinco años en la Ciudad Condal, aceptó marcharse al eterno rival de los culés y recalar en el conjunto blanco por 60 millones de euros. El movimiento sorprendió y conmocionó al mundo del fútbol por lo inesperado del mismo.
Sus siguientes visitas al Camp Nou fueron una pesadilla para el luso que recibió insultos, descalificaciones e incluso lanzamientos de la que era su antigua afición. Especialmente recordada es la cabeza de cochinillo que se lanzó al césped cuando iba a sacar un córner. Una actitud deplorable de la hinchada culé.
Robert Lewandowski
Si bien los movimientos entre el Borussia Dortmund y el Bayern de Múnich son más comunes, el movimiento del polaco fue especialmente doloroso para los borussen. Robert era la gran referencia del Dortmund de Jürgen Klopp que conquistó la Bundesliga y que llegó a la final de la Champions 2013, la cual precisamente perdió ante el gigante bávaro.
Lewandowski, con varias propuestas de grandes clubes europeos, decidió no abandonar Alemania y recalar en el máximo rival del que era hasta ese momento su club. Pasó del amor al odio en el Signal Iduna Park.
Roberto Baggio
Si en algo destacan los tiffosis italianos, es en vivir el fútbol con la máxima intensidad y pasión. Una forma de entender el fútbol que puede ser positiva o negativa según la ocasión. Lo dan todo para lo bueno y para lo malo.
Baggio, vivió lo que es la ira de su afición después de un traspaso inesperado y en la sombra. El delantero llegó a la Fiorentina en el año 86 y en poco tiempo ya se convirtió en el ídolo de toda una ciudad. Con Baggio liderando el equipo, el conjunto viola vivió sus mejores años y llegó a disputar la final de la Copa de la UEFA en 1990 ante la Juventus.
La Fiorentina cayó en aquella final y la directiva toscana se encontraba en bancarrota, por lo que decidieron que lo mejor para sanear las cuentas del club era vender a su estrella. Roberto Baggio fichó por la Juventus y la afición púrpura entró en cólera al conocer que el mejor jugador de su historia se iba a uno de sus máximos rivales.
Hugo Sánchez
El completísimo delantero mexicano cruzó el charco en 1981 para recalar en el Atlético de Madrid. A Hugo se le caían los goles de los bolsillos y en pocos años se convirtió en una pieza clave del conjunto rojiblanco y uno de los mejores puntas de Europa. Sin embargo, cuando ya era un ídolo de la afición colchonera, Hugo Sánchez se marchó al vecino de la capital, el Real Madrid. Una “traición” que los seguidores indios nunca pudieron perdonar, más aún cuando el mexicano alcanzó su mejor nivel vistiendo la elástica blanca. El madridismo disfrutó de un jugador que marcó una época en el conjunto merengue.
 
			