El defensor andaluz llega traspasado de la UD Almería por cerca de un millón y medio de euros firma hasta 2023

El mercado de fichajes va tocando a su fin y el Real Valladolid continúa completando su plantilla para la temporada ya iniciada. Y si desde el principio del verano uno de los puestos a reforzar era el de defensa central, finalmente, tras días de negociaciones intensificadas para afinar al máximo cuestiones presupuestarias, ha terminado de hacerse con los servicios de Joaquín Fernández, el elegido desde hace semanas.
El defensor andaluz llega traspasado de la UD Almería por cerca de un millón y medio de euros, lo que supone que, como su ex y ya de nuevo compañero Rubén Alcaraz, es una de las grandes apuestas de la dirección deportiva –no en vano, Miguel Ángel Gómez explicó días atrás en SER Deportivos Valladolid que lo consideraba, junto a Calero, el mejor central joven de la Segunda División de la pasada campaña–. Este desembolso, fuerte para las apreturas económicas del club, viene acompañado de un contrato hasta el treinta de junio de 2023.
Capitán y gran referente del actual Almería, cuenta con más de 170 partidos de experiencia profesional acumulada entre la Liga 1|2|3 y Segunda B a pesar de sus veintidós años.
Debutante en la categoría de bronce con el filial almeriense con apenas dieciséis, estuvo en este tres temporadas antes de dar el salto al primer equipo en 2016. Desde entonces, y tras adaptar su posición de la de centrocampista a la de defensa central, se ha hecho fuerte y ha acumulado más de setenta entorchados, con los que desembarca en Zorrilla.
Las referencias existentes dentro de la dirección deportiva difícilmente sean mejores, puesto que Jesús Ángel Catalina y Andrés Fernández lo conocen de primera mano de su etapa en Los Juegos del Mediterráneo. Como rojiblanco, además, fue compañero de Borja Fernández y entrenado por Miguel Rivera, técnico del filial que también podrá hablar de sus características.
Después de hacerse capitán general en el club de su vida, Joaquín tratará de poner en liza también en Primera su seguridad en el corte –tanto en el cruce en el juego por raso como por alto– y su correcto trato de balón –que le viene de esa posición de mediocentro en la que creció y que le llevó a ser internacional en categorías inferiores–, así como la madurez que expuso un escalón por debajo en un contexto de alta competitividad como la que se le viene.
