En las últimas jornadas, el centrocampista del Real Valladolid ha asumido una función más defensiva, dando al equipo la solidez necesaria en el tramo final de la temporada

En la previa del partido ante el Getafe, Paco Herrera señaló que sería necesario tener mucha atención para doblegar al equipo azulón. Y así fue. El Real Valladolid demostró ser un equipo más sólido, especialmente en el centro del campo, con un protagonista un tanto inusual dadas sus características: Joan Jordán.
Durante las últimas jornadas, el catalán se ha visto obligado a dejar de lado su faceta más ofensiva en pos de dotar al equipo de un equilibrio defensivo necesario para sacar adelante los partidos. Jordán se ha convertido en el mejor aliado de un Leão que, por fin, parece estar a su mejor nivel; compactando a los blanquivioletas dentro del terreno de juego.
Una labor en la sombra, que no le permite brillar tanto como cuando se descuelga, pero que permite al Pucela cerrar mejor los espacios. Su nueva posición, más retrasada y casi paralela a la del portugués, ha venido provocada por el cambio de dibujo, después de que Paco Herrera haya optado por un 4-2-3-1 que se traduce en que el Real Valladolid ha pasado de dominar en campo rival con balón a hacerlo a través de un juego más vertical.
Aunque ya tenía experiencia jugando en el doble pivote, su cambio de rol no deja de ser, cuanto menos, reseñable. Jordán ha cambiado su faceta como canalizador el juego por la de lanzador, sirviendo de un mayor apoyo a la defensa. En consecuencia de su posición cercana a la zaga, Míchel también tiene que retrasar a veces su posición, para juntarse con el equipo y ayudar al centro del campo.
No obstante, su nuevo rol no implica que renuncie a su faceta más ofensiva. En determinados momentos, el catalán continúa descolgándose, aunque de una forma más medida y discreta de lo que es habitual en él. Ya no pisa tanto el área rival, pero no por ello deja de ser una amenaza para el enemigo.
Ante el Getafe, sus botas generaron un especial peligro en las jugadas a balón parado. Tuvo varias ocasiones claras antes del gol, que no pasaron de meras advertencias debido a la solidez de la zaga azulona y al desacierto de los blanquivioletas en ataque. En esta tesitura, el tanto del Pucela llegó, como no podía ser de otra forma, en una jugada de estrategia rematada por Álex Pérez.
Con este cambio de posición, Jordán no solo hace gala de su polivalencia, sino de su compromiso a la hora de buscar el máximo beneficio para el Real Valladolid. Todavía es joven, y con mucho que aprender, pero su carisma deja entrever que tiene madera de líder. A todos los efectos, su nuevo rol le convierten en el comandante en la sombra.
