Juan Iglesias y Marcos André vivirán este domingo un reencuentro especial. Especial que no único, puesto que es frecuente que estos se produzcan. Será para ellos el Real Valladolid – Getafe casi un duelo fraticida, teniendo en cuenta la fuerte relación que les une desde hace unos años, que les ha llevado a compartir vacaciones en varias ocasiones o incluso representante (el hermano del vallisoletano). Álvaro Rubio y Jose Bordalás mediante, puede ser la cuarta vez que se midan en un terreno de juego, pero la primera que pase en la ciudad que les une.
Porque es Valladolid quien les une en la actualidad -hasta comparten palco en el estadio José Zorrilla-, aunque no es, dicho sea de paso, la que les unió. Su amistad, no en vano, nació en Logroño, donde jugaron juntos hace ya más de un lustro, durante la temporada 2017/18. Allí, en la UD Logroñés, recaló Juan Iglesias, concretamente, en su filial de Tercera División, aunque debutó en Segunda B durante esa campaña. Y allí había llegado Marcos André en 2016, después de un breve paso no del todo lustroso por Vigo, por la cantera del Real Club Celta.
A las órdenes de Sergio Rodríguez, compartieron escenario en 32 ocasiones y pelearon por el ascenso a Segunda División, en la 2018/19, cuando el Hércules apearía a la Unión Deportiva Logroñés; -actualmente, militante en la Segunda RFEF- de retornar al fútbol profesional. Después de que hiciera doce tantos, el Real Valladolid, Miguel Ángel Gómez mediante, se hizo con los servicios del delantero de Maranhão al que cedió al Mirandés. Esa misma dirección deportiva fue la que, precisamente, había empujado al vallisoletano antes a la salida…
El convulso adiós de Juan Iglesias
Era ya septiembre cuando a Juan Iglesias le dijeron que se tenía que marchar; prácticamente sin margen y no sin una serie de problemas tardíos que pudieron hasta dejarle sin equipo. Después de doce años en Los Anexos, tuvo que armarse el petate de forma precipitada tras comunicársele que no tenía sitio en un Promesas que al mismo tiempo se llenó de apuestas arriesgadas (fue aquel filial de los cedidos del Watford) de las que ninguno se quedó.
“Las formas no me parecieron las adecuadas, pero no quedaba otra que aceptarlo y seguir hacia delante”, explicaría meses más tarde a Blanquivioletas el ya carrilero, puesto que, aunque en categorías inferiores había destacado como extremo, y así llegó a juveniles, con Rubén Albés había empezado la adaptación a un carril en el que ha terminado por hacer carrera, con permiso y gracias en parte a José Bordalás, para quien es una pieza multiusos: lo mismo lo utiliza en el lateral derecho, que en el izquierdo, que más avanzado…
Blanquivioleta de cuna, Juan Iglesias ha reconocido estos días en El Norte de Castilla que no le cierra la puerta al club en el que dio sus primeros pasos hacia la élite, con sus dieciséis apariciones en la Segunda División B. “Estoy feliz en el Getafe y mi objetivo es seguir creciendo y estar muchos años aquí”, afirma en las páginas del decano, dejando también en el aire un “nunca se sabe”. Y es que ser soldado de Bordalás no implica que no mantenga su ligazón a la que fue su casa, ya que no es raro verle en Zorrilla cuando no juega el Getafe y sí el Pucela.
Primer cara a cara en Zorrilla
Ese estadio al que acude con frecuencia, no obstante, no ha visto nunca un enfrentamiento entre Iglesias y su gran compañero de fatigas. Han sido rivales tres veces, pero dos en Getafe y una en Valencia, cuando Marcos André jugaba allí, por lo que el encuentro será distinto (siempre que se produzca: el delantero viene una cierta inactividad por problemas físicos). Será, si juegan los dos, el duelo del desempate: el punta ganó en Mestalla, empataron a cero en Getafe cuando el de Maranhão era che y Juan Iglesias venció 2-0 en el partido de ida.