El ascenso directo parece ya una quimera, aunque matemáticamente todavía haya opciones

El ascenso directo es una quimera. Mucho deberían fallar Girona, Sporting y Las Palmas para que el Real Valladolid lograra el ansiado ascenso de manera automática.
A lo largo de la semana he comentado en reiteradas ocasiones que los siete partidos que nos quedan no deben ser finales, deben ser entrenamientos. Siete partidos que deben dar al equipo la confianza suficiente para lograr el objetivo en los play-off.
Seamos serios, ni en la mejor de las rachas de los #SoldadosdeDjukic el conjunto blanquivioleta consiguió siete victorias consecutivas, siete victorias frente a equipos que se juegan la vida, frente a jugadores que tienen su futuro en juego. IMPOSIBLE.
En estos momentos, Barcelona B, Recreativo y Osasuna luchan por algo más que por orgullo. Los de La Masía juegan por un futuro profesional alejados de campos pequeños, hierba sintética y pocos focos para promocionarse. Los onubenses y navarros luchan por algo más, luchan por la vida de sus clubs y de sus familias.
Zaragoza, Llagostera y Leganés son otra cosa, luchan por arrebatarnos una plaza para soñar, un sueño que a nosotros nos parece una pesadilla. No busquemos las siete novias, porque lo primero que necesitamos son siete hermanos.
El Real Valladolid necesita siete vértebras cervicales. Necesita encontrar esos siete jugadores que deben marcar el ritmo, esos siete que hagan que podamos mirar, sin miedo, hacia arriba y hacia abajo. Siete que asienten sobre los hombros un pensamiento claro, siete que crean, siete que jueguen.
El equipo de Rubi debe jugar sin presión, jugar a Mondariz, jugar al buen tiempo, a no pensar en el fracaso antes que en el triunfo. Debe jugar a entrenar, jugar a corregir, jugar a intentar. A ti jugador te digo: encara, arriesga, disfruta. Busca el balón, busca el aplauso difícil. Busca ser quien eras, busca hacer lo que te trajo a Pucela.
Alejemos el ‘partido a partido’ de nuestro vocabulario. Jamás estuvo en nuestro ADN. Aquí siempre jugamos con la calculadora, pensando en los demás antes que en lo propio. Debemos ser egoístas, encararnos con la realidad, noquearla. Porque para subir, el Real Valladolid necesita jugar a jugar, porque de esta manera lo que ahora es un castigo se convertirá en un premio.
